Han pasado dos semanas desde la tragedia que hubo en la cárcel de Tuluá y ya se han empezado a conocer las consecuencias que dejó este hecho. Y es que el director del penal y al menos seis guardianes del Inpec han sido declarados como ‘objetivo militar‘, luego de un panfleto emitido por un grupo armado no identificado.

Al respecto, Arley Fernández, el encargado de la cárcel de Tuluá, habló en Revista Semana sobre lo que ha pasado en los últimos días y lo que ha vivido por cuenta de esta situación: “En mi caso, me han amenazado con mensajes en redes sociales y por gente que pasa y me grita cosas. Ha sido todo un hostigamiento debido a esta situación”.

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Además, aseguró que ya pidió apoyo para su seguridad con la Unidad Nacional de Protección: “Hay que tener cuidado, salir con precaución, observando y mirando a todos lados. He estado pidiendo protección a la UNP. Al ser la cabeza del establecimiento, todas las amenazas también recaen sobre mí. Estoy tratando de agilizar ese proceso para contrarrestar el riesgo al que estoy expuesto”.

El director explicó por qué decidió seguir al frente de su cargo, pese a estas amenazas: “El temor siempre está, pero ha estado por delante cumplir con la misión institucional. Siempre ha habido zozobra de que algo puede pasar, pero también tengo claro que estamos trabajando y que debemos cumplir con unos deberes. Estoy trabajando de frente, dando la cara, dando las explicaciones que haya que dar y poniendo todo en conocimiento de las autoridades”.

Todo apunta a que el incendio en la cárcel de Tuluá estuvo antecedido por una riña entre los reclusos, presuntamente por el control del patio. Ahora, con la muerte de varios de ellos, las amenazas de grupos criminales de los que hacían parte han incrementado en los últimos días, aunque hubo un preso que dijo que la tragedia se produjo por narcotráfico.