
La energía es crucial para el desarrollo humano en la sociedad. En Colombia, la falta de acceso de energía en las zonas no interconectadas (ZNI) representa un problema fundamental para el desarrollo del país, ya que limita el acceso a servicios básicos como la educación y la salud principalmente, además que afecta el desarrollo económico de estas regiones. Junto a lo anterior, esto conlleva que estas estas zonas estén aisladas en términos energéticos con el resto de la sociedad.
(Ver también: ¿Se podría medir el caos en Transmilenio?)
¿Qué son zonas no interconectadas?
Según el artículo 11 de la Ley 143 de 1994, estas zonas se definen como áreas geográficas donde el servicio público no se presta a través del sistema interconectado nacional.
Ahora, acorde a la superintendencia de servicio, alrededor del 52% del territorio colombiano se encuentra en zonas no interconectadas, una proporción significativa. Por lo tanto, el acceso a la energía, que se considera un derecho, no está disponible para todos los ciudadanos de manera adecuada.
En el año 2003 con la Ley 855, estableció la FAZNI, fondos destinados al apoyo financiero para la electrificación de las zonas no interconectadas, los cuales buscan financiar programas y proyectos de inversión en infraestructura energética en estas áreas.
¿Cuál es la razón por la cual no se ha logrado abordar adecuadamente está problemática?
Las ZNI se destacan por su riqueza en recursos naturales y biodiversidad, sin embargo, esta misma característica presenta un desafío para su energización. La variada topografía, que incluye terrenos montañosos, selváticos y fluviales, dificulta la construcción de redes de distribución similares a las del sistema interconectado nacional.
Además, las comunidades que residen en estas zonas tienden a tener estilos de vida diferentes a los de las áreas urbanas, lo que requiere considerar y analizar las perspectivas para entender de mejor forma lo que se considera bienestar para cada ciudadano de acuerdo con su contexto. Esto puede dar lugar a situaciones, donde los habitantes de las ZNI no perciban la electrificación como una necesidad o no acepten los proyectos plasmados debido al impacto ambiental que conllevaría a su entorno.
La energía más que un servicio, es fundamental para el progreso, sin embargo, en un país donde más de la mitad del territorio se encuentra no se interconectado, el acceso a la energía se convierte en un desafío. Por ello, es esencial reconocer que el acceso a la energía no solo implica la instalación de infraestructura física, sino también la comprensión y el respeto de las necesidades, junto a las perspectivas de las comunidades locales. Por lo tanto, se requiere un cambio de perspectiva, en donde se aborde un enfoque integral que no solo tenga aspectos técnicos y financieros, sino también sociales, culturales y ambientales.
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