El tema lo puso sobre la mesa la alcaldesa de Bogotá al asegurar que detectaron una “mayor carga del virus circulando en los pacientes que dan positivo” para COVID-19 y que eso se relacionaba “con la circulación en la ciudad de la nueva cepa que se identificó en el Reino Unido“.

Sin embargo, López se aventuró a hacer esa afirmación sin que el Instituto Nacional de Salud la haya encontrado en los pacientes confirmados y así lo reconoció segundos después: “Por ahora tenemos certeza de las consecuencias pero no de la identificación”.

Segundos después, Quintero sugirió que su equipo también estaba contemplando enfrentar la nueva cepa, cuando anunció las medidas que regirán en Medellín durante el puente de Reyes.

Las palabras de los mandatarios despertaron una alarma entre los ciudadanos y eso provocó la rápida reacción del Gobierno Nacional.

Primero, el Ministerio de Salud desmintió que el aumento de casos se pueda atribuir a la cepa hallada en el Reino Unido y que no existe la evidencia científica de que haya llegado a Colombia.

El presidente Iván Duque, por su parte, reconoció que el INS ya identificó otras cepas, pero que ninguna llegó desde el viejo continente, que ha sido calificada por expertos como más contagiosa y transmisible, sino desde Canadá y Estados Unidos.

Sin embargo, los argumentos no convencieron a los alcaldes de Bogotá y Medellín, pues luego del pronunciamiento de los expertos insistieron en su teoría, aunque sin mostrar evidencia científica.

Quintero, por ejemplo, dijo que no hay razón para no creer que la cepa británica de coronavirus ya esté en Colombia y le pidió al Gobierno que sea responsable y lo reconozca:

Por su parte, López insistió que su administración sí tiene “dos indicios” y que eso podría provocar la crisis del sistema de salud:

Mientras tanto, el INS añadió que independientemente de dónde esté llegando el virus, recomienda a los ciudadanos mantener las medidas.