Pero el episodio, que ocurrió, según narra Coronell en su columna de la revista Semana, en una venta de buñuelos en el centro de Bogotá, lo utiliza el columnista con dos propósitos.

Primero, mostrar cómo un hombre que es frecuente visitante del exclusivo restaurante Hevia, en Madrid, que “ha recibido […] a influyentes miembros de la vida política, de la rama judicial, del periodismo y de la moda”, no tuvo inconveniente en meterse a un modestísimo negocio en Bogotá para urdir un delito; y, segundo, para enumerar, a partir de ese lugar, un listado de nombres que están involucrados en el supuesto entramado criminal que tejió Mattos, incluido el actual fiscal, Néstor Humberto Martínez.

A esa venta de buñuelos del centro de Bogotá —cuenta Coronell—, “el elegante señor Mattos” fue a buscar a un funcionario judicial “dispuesto a venderse” para alterar el reparto electrónico de procesos, porque “quería asegurarse de que una demanda suya contra la multinacional Hyundai le cayera a un juzgado específico”.

En ese juzgado, continúa Coronell citando la investigación de la Fiscalía, Mattos “ya tenía arreglados al juez [Reinaldo Huertas] y al oficial mayor [Dagoberto Rodríguez] […] para que fallaran una medida cautelar que obligaría a su contraparte a aceptar sus condiciones en la negociación”.

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A Mattos lo acompañó a la buñuelería el abogado y profesor universitario Luis David Durán Acuña, que pasó de ser cómplice del empresario a convertirse hoy el principal testigo en su contra, pues ha admitido que estuvo en reuniones para planear el ilícito, agrega Coronell.

El nombre de Durán Acuña propicia que aparezca el de otro abogado de Mattos: Álex Vernot, que, según Coronell, “le ofreció 2 millones de dólares [a Durán Acuña] para que cambiara su versión y así Mattos quedara libre de cualquier culpa”.

En la tramoya armada en la buñuelería del centro de Bogotá surge después el nombre del exsecretario del juzgado Edwin Fabián Macías Castañeda, que “les pagó —según Coronell, citando la Fiscalía— a los ingenieros” que alteraron el sistema de reparto.

Coronell también dice que Mattos “manejó directamente los montos del soborno al juez […] y al oficial mayor […] del juzgado”. El juez “ordenó la medida cautelar sobre automóviles determinando que solo Mattos podía vender Hyundai en Colombia”, mientras que otra jueza, Ligia del Carmen Pérez, “hizo la otra mitad del trabajo y decidió la medida conveniente para Mattos en el tema de los camiones”.

En este punto, Coronell recuerda que el abogado de Mattos para este caso era el actual fiscal Néstor Humberto Martínez.