
El ingreso de adolescentes al Sistema de Responsabilidad Penal (SRPA) en Colombia evidencia profundas desigualdades sociales y contextos familiares marcados por la pobreza, la ausencia de figuras paternas, el consumo de sustancias psicoactivas y la violencia.
En 2024, 6.265 menores fueron vinculados al SRPA, en su mayoría hombres entre los 14 y 17 años. Los delitos más comunes fueron hurto, tráfico de estupefacientes y violencia intrafamiliar, detalla NiñezYA.
Según el ICBF, muchos de estos jóvenes provienen de hogares monoparentales, con antecedentes de privación de libertad en la familia y agresiones sufridas desde temprana edad.
“Entornos que posibiliten un sentido de vida, procesos restaurativos y pedagógicos, y una sociedad sin prejuiciosos, claves para evitar el delito y la repetición”, detalla esa organización.




Durante el conversatorio ‘Más allá del delito’, adolescentes compartieron cómo la falta de oportunidades y el abandono social los condujeron al delito.
Sin embargo, también resaltaron la importancia de los procesos restaurativos que les permitieron reconstruir vínculos familiares, reconocerse como sujetos valiosos y comenzar a proyectar un futuro distinto.
Las organizaciones participantes insistieron en que el proceso debe ir más allá del castigo: requiere prevención, acompañamiento y oportunidades reales.
La estigmatización y la falta de apoyo tras salir del sistema dificultan su reintegración. Por eso, se hace urgente una sociedad que escuche, acompañe y genere entornos donde estos jóvenes puedan desarrollarse plenamente sin repetir los ciclos de exclusión.
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