Por eso sacarlo no basta, él es un títere de quienes realmente mandan en el país sudamericano: los cubanos, los narcotraficantes y los viudos del chavismo. Y por supuesto, los militares, Maduro no importa.
Los cubanos tienen como prioridad seguir controlando y saqueando a Venezuela. Y saben cómo hacerlo, ellos han perfeccionado las técnicas como la represión constante pero selectiva, la compra de conciencias a través de la extorsión y el soborno, el espionaje y la delación.
Los narcotraficantes, por su parte, explica Naím, constituyen el otro gran poder que hace que Maduro no importe mucho.
Venezuela es hoy una de las principales rutas de la droga a EE UU y Europa. Esto significa que hay miles de millones de dólares en juego y que en el país opera una vasta red de personas y organizaciones que controlan ese comercio ilícito y la enorme cantidad de dinero que genera. Según las autoridades estadounidenses, una de esas personas es el vicepresidente Tareck El Aissami, así como un buen número de militares y de familiares y socios de la oligarquía chavista”.
Y por último ,dentro de los herederos políticos de Chávez están diferentes “familias”, “carteles” y grupos que rivalizan por el poder político, por influir en las decisiones del Gobierno y en nombramientos de importancia, así como por el control de mercados ilícitos, del tráfico de personas al contrabando de armas o al lavado de dinero.
Inquieta que el Gobierno se manifieste satisfecho con el crecimiento de la economía
En el primer trimestre de 2017 el crecimiento fue de 1,2 por ciento. A pesar de ello, el DNP pronostica que el crecimiento en el año será superior a 2 por ciento, esto no genera tranquilidad, explica Rudolf Hommes en su columna de El Tiempo.
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Señala el exministro que otras economías de la región crecen más rápidamente y que en los últimos 10 a 15 años Colombia se ha quedado quieta sin hacer esfuerzos para transformar su economía como sí lo ha hecho Chile o Perú.
no se ofrecen soluciones para evitar que la economía crezca insuficientemente, aparte de promover unos recortes muy modestos de la tasa de interés, anunciar un vago plan de estímulos al crecimiento y de tratar de orientar productivamente las regalías”.
Las perspectivas son malas y el crecimiento es de alas de cucaracha, describe Hommes.
Vivian Morales y Carlos Alonso Lucio son unos farsantes
A propósito de la caída del referendo sobre la adopción igualitaria, Claudia Ayola opina que las familias pueden ser de muchas maneras y pone como ejemplo a los hijos de Lucio, que crecieron “en modelos de familia distintos al de mamá y papá” y “no son menos gente” por ello.
“Lo único lamentable es que son hijos de Lucio, un político amañado, oportunista y manipulador”.
La columnista de El Heraldo les da la razón a los defensores del referendo en cuanto a que nadie debe usar a sus hijos o a su vida privada para justificar sus convicciones.
La transparencia en la Fifa es solo de puertas para afuera
Iván Mejía Álvarez opina que el discurso de transparencia y equidad de Gianni Infantino para limpiar el nombre de la Fifa “no convence a nadie”, y el fútbol sigue siendo un “negocio de los directivos”.
Además, el columnista de El Espectador califica el Mundial de 48 equipos como “todo un esperpento deportivo”, considera que
montar unas eliminatorias suramericanas, donde clasificarán el 70% de los equipos “resulta ridículo en el aspecto deportivo”, y opina que decidan entregar el premio ‘The Best’ en octubre, despreciando otros resultados del año.
El planeta nos quedó pequeño
Por eso se necesita un mayor control de la natalidad, no con leyes extremas, como imperó en China, sino educando a las mujeres para que tomen decisiones al respecto, afirma Piedad Bonnett, en su columna de El Espectador.
Según cifras que aporta, en el mundo “hay cerca de 200 millones de mujeres que quieren tener acceso a planificación familiar y no lo logran”.
La escritora alude a una frase del biólogo Camilo Mora que dice: Con la naturaleza no se negocia: ella tiene sus reglas, y somos nosotros los que tenemos que cambiar”.
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