La dimisión del Martínez Neira es una “farsa” que ya repitió, dando portazos, cuando fue ministro en los gobiernos de Samper, Pastrana y Santos, y justo cuando estaba a punto de morder el polvo, opinó el analista político en El Espectador.

Según Bejarano, la renuncia irrevocable del fiscal es un artificio para eludir la “avalancha de impedimentos en su contra”, que aprobaría la Corte Suprema de Justicia y que le impediría seguir investigando espinosos casos de corrupción –como el de Odebrecht– en los que su nombre resulta relacionado con los investigados.

La dimisión del fiscal Martínez –que se originó en medio de la agitada intervención de la JEP sobre el caso ‘Santrich’– es un fraude en sí mismo, dice Bejarano, porque bien hubiera podido esperar a que se resolvieran los mecanismos legales contra la decisión de la JEP o “recapturar al exguerrillero en la puerta de la cárcel para enjuiciarlo por narcotráfico”.

“Prefirió irse antes, porque era la ocasión para lanzar una gigantesca cortina de humo sobre sus imborrables faltas, erigirse en adalid de la extradición y fungir como patriota en la lucha contra las drogas. Y, además, abusó de su investidura para exhortar a las gentes a que salgan a las calles dizque a defender la institucionalidad que él deshonró para siempre desde el mismo instante en el que puso sus pies en la Fiscalía”, manifestó el columnista.

En todo caso, la novela de Néstor Humberto Martínez –que todavía merece un par de explicaciones del expresidente Juan Manuel Santos y de la Corte Suprema de la época, sobre su polémico nombramiento como fiscal– le sigue, según Bejarano, otra desventura:

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Uribe integrará la terna para fiscal y Duque no tiene cómo desobedecer la orden. Ya se ha visto que la justicia uribista utiliza a sus peligrosos alfiles, como en la Comisión de Acusación, para, al igual que NHM, proteger a los suyos y pasar viejas cuentas de cobro de los odios. Será peor el remedio que la enfermedad”, dijo el columnista de El Espectador.