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La reciente operación conjunta emprendida por el Batallón de Artillería de Campaña N.º 8 San Mateo y la Policía de Risaralda marcó un avance relevante en la lucha contra el Grupo Armado Organizado (GAO) vinculado al Clan del Golfo en el occidente de este departamento. Como resultado de la acción coordinada, fueron detenidos cinco individuos pertenecientes a la subestructura Edwin Román Velásquez Valle, entre los cuales figuran alias Pachelo, alias Mono, alias Tatán y alias Menor. Todos ellos mantenían una presencia activa en municipios como Belén de Umbría, Guática y Mistrató desde inicios de 2025, según el reporte original.
Las autoridades consideran que la captura de estos sujetos constituye un golpe estratégico contra una organización que ha consolidado el control de zonas rurales a partir de la intimidación y el homicidio selectivo, así como del manejo del microtráfico local. De acuerdo con el coronel Luis Alfonso Palomino, comandante del Batallón San Mateo, estas detenciones afectan no solo la logística sino también la capacidad de combate del GAO, disminuyendo sus posibilidades de dominar territorios apartados. Los hallazgos coinciden con las investigaciones de la Fundación Ideas para la Paz (FIP), las cuales señalan que el dominio del microtráfico y otras economías ilícitas es el principal motor de expansión e influencia de los grupos armados ilegales en regiones remotas.
Los arrestos tuvieron lugar en puntos estratégicos, como la vereda Puente Umbría de Belén de Umbría, donde fueron interceptados alias Pachelo y alias Mono portando material bélico reservado al Ejército, entre ellos dos fusiles Galil calibre 5.56 mm. Este tipo de armamento evidencia la militarización alcanzada por los integrantes del Clan del Golfo, a menudo mejor equipados que la policía local. Un estudio reciente del Instituto de Estudios para el Desarrollo y la Paz (INDEPAZ) también advierte sobre el tamaño y sofisticación del arsenal de los grupos asociados al narcotráfico en Colombia.
En la vereda Tarqui, municipio de Guática, la caída de alias Tatán y alias Menor representó otro avance relevante frente a las redes criminales que buscan perpetuar su control mediante la violencia y la amenaza sobre las comunidades campesinas. Informes de la Asociación Campesina del Risaralda reflejan el persistente impacto social de la actividad criminal en la zona, que origina desplazamientos forzados, afecta la producción agrícola y restringe el acceso a servicios esenciales para los pobladores.




El balance de la operación incluyó la incautación de dos fusiles Galil, un revólver calibre 38 mm, más de 650 cartuchos, chalecos tácticos y un brazalete del Clan del Golfo, elementos que reafirman el alcance y organización de este grupo en la zona, como lo avalan reportes recientes de la Policía Nacional de Colombia.
Para las autoridades, las capturas y decomisos logrados implican avances en la judicialización por porte ilegal de armas y tráfico, pero además reflejan un intento por restituir la seguridad en regiones tradicionalmente abandonadas por el Estado. La Misión de Verificación de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) ha resaltado que la violencia generada por la disputa de rutas y territorios entre bandas criminales sigue siendo un obstáculo considerable para la paz y el desarrollo en varias zonas rurales del país.
Así, la operación en el occidente de Risaralda refleja el desafío de fondo: la urgencia de estrategias integrales que articulen inteligencia, fuerza pública y respuestas sociales para debilitar estructuras criminales que, lejos de haber desaparecido o reducido su amenaza, mantienen aún una influencia relevante en las áreas rurales de Colombia.
¿Qué consecuencias puede tener para la región la reducción del control territorial del Clan del Golfo? La disminución del dominio del Clan del Golfo en zonas rurales podría traducirse en una mejora paulatina de la seguridad para las comunidades, permitiendo mayor acceso a servicios básicos e incentivando la producción agrícola local. Sin embargo, informes como los de la Asociación Campesina del Risaralda advierten que, tras la salida de un actor criminal, la ausencia de presencia institucional efectiva puede favorecer la llegada de otros grupos, reproduciendo ciclos de violencia e inestabilidad.
Por ello, los expertos enfatizan en la importancia de combinar la acción militar y policial con intervenciones sociales y económicas que garanticen alternativas legales sostenibles para la población, rompiendo así el círculo de economías ilícitas y control armado que persiste en varias regiones del país.
¿Qué significa ser un Grupo Armado Organizado (GAO) en Colombia? El término Grupo Armado Organizado (GAO) se emplea en Colombia para identificar organizaciones criminales dotadas de estructura jerárquica, capacidad militar y operativa significativa, y alto nivel de violencia, como el Clan del Golfo. Según las fuentes oficiales y análisis como los de la Fundación Ideas para la Paz, los GAO no solo disputan actividades ilícitas como el narcotráfico, sino que también buscan controlar economías locales y ejercer influencia sobre las comunidades de su entorno.
Esto los diferencia de bandas comunes, pues cuentan con sistemas de mando, armamento sofisticado y conexiones que les permiten operar en vastos territorios, constituyéndose en un reto permanente para la seguridad y la institucionalidad en Colombia.
* Este artículo fue curado con apoyo de inteligencia artificial.
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