En agosto de 2020, una mujer, estudiante universitaria, llegó junto a sus padres para interponer una demanda ante el Juzgado Segundo Civil del Circuito de Pasto (Nariño). Señalaban a un hombre, quien había sido su profesor, de haberla acosado.

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Los hechos ocurrieron cuando las aulas de clase de la Facultad de Medicina de la Universidad Cooperativa de Colombia, en su sede en Pasto (Nariño), eran el lugar común del maestro y la estudiante, relación sobre la cual existe una posición de poder.

El centro educativo omitió su deber de protección y acompañamiento a la víctima, por lo que también fue demandada. Ahora, los dos deberán pagar una suma de dinero, por orden de una decisión judicial, que abre la puerta que otras víctimas puedan, al menos, acceder a una reparación económica y simbólica.

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La situación de violencia se dio en mayo de 2012, cuando el médico y docente de la universidad abordó a la estudiante, de forma presencial y con una llamada, con el supuesto objetivo de interceder por ella ante otro profesor, amigo suyo, para que obtuviera una buena nota en un examen.

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A cambio, el docente le propuso a la mujer que se encontraran una semana después en un motel a las afueras de Pasto. La universitaria no tenía ningún interés en asistir al lugar, ni sostener relaciones con el demandado ni mucho menos que hablara con el otro profesor para tener una buena calificación.

Así, la mujer le contó a su padre la situación y decidió grabar las llamadas para tener el registro del acoso por parte del profesor.