Ambos cuestionados caciques del departamento de Córdoba, “epicentro de la corrupción política-administrativa” de los últimos años según El Espectador, apoyan diferentes candidatos tanto para la Gobernación, como para la alcaldía de la capital Montería.
El ‘Ñoño’ Elías, asegura el diario, está en el bando de Carlos Gómez Espitia, candidato a ser gobernador al que también apoya el corrupto exgobernador Alejandro Lyons, y que tiene el aval del Centro Democrático y Cambio Radical.
Por otra parte, está el candidato liberal Orlando Benítez, recordado porque en uno de sus discursos dijo: “No seré un gobernador que se oculta para robar; lo haremos de frente”.
A Benítez lo respalda la casa de Besaile conformado por los hermanos Musa y Edwin, ambos vinculados a procesos de corrupción, asegura el rotativo, además de contar con el aval del senador David Barguil y del expresidente César Gaviria.
De acuerdo con el periódico, hubo versiones de que ‘el Ñoño’ Elías le prometió a Benítez respaldar su campaña, pero eso no sucedió.
Cabe mencionar que esos candidatos, apoyados por dos caciques que un día estuvieron aliados, son los que, según las encuestas, tiene más opción de llegar a la Gobernación de Córdoba.
En cuanto a los aspirantes a la Alcaldía de Montería, dice El Espectador, ambas casas políticas apoyan a candidatos diferentes pero que han sido cuestionados.
El de ‘el Ñoño Elías’ (y de Lyons también) es, de acuerdo con el medio, Salín Ghisays Martínez, que quedó en entredicho cuando se conoció una conversación de Lyons con el exgobernador Yasser Alevar en el que el primero le pedía al segundo que se adhiriera a la campaña de Ghisays Martínez.
Por su parte, está el aspirante a alcalde de los Besaile, Carlos Ordosgoitia Sanín, indicó el periódico. Este candidato fue el mismo al que se le abrió una investigación porque se habría colado en el Sisbén, por siete años.
Igual que sucede con los mencionados candidatos a la gobernación, son los aspirantes a la alcaldía de Elías y Besaile quienes lideran la intención de voto en Montería, por lo que El Espectador augura un final de “fotofinish”.
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