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La Semana de la Bicicleta 2025 en Bogotá, que arriba a su decimoctava edición, se ha consolidado como una celebración emblemática no solo para los amantes del ciclismo, sino también para quienes abogan por una ciudad más sostenible y saludable. Este evento, organizado por la Secretaría Distrital de Cultura, Recreación y Deporte (SDCRD), contempla una programación que supera las treinta actividades gratuitas a realizarse entre el 22 y el 28 de septiembre. La iniciativa busca poner en marcha transformaciones sociales y ambientales por medio del uso cotidiano de la bicicleta, además de fomentar hábitos de convivencia y responsabilidad ciudadana. En el núcleo de la semana se encuentra la rodada “Cultura de la bici”, programada para el jueves 25 de septiembre. Esta ruta conecta el Estadio El Campín con la Plaza de Bolívar, incentivando la apropiación del espacio público y el uso responsable de este medio de transporte.
Estas actividades reflejan un cambio de paradigma en la planificación urbana: la bicicleta adquiere relevancia tanto como herramienta de movilidad como de política pública. De acuerdo con cifras del Observatorio de Movilidad y Bicicleta de Bogotá, durante los últimos cinco años, la red de ciclorrutas creció por encima de 150 kilómetros. Esto ha facilitado que la bicicleta sea empleada en cerca del 6% de los desplazamientos diarios en la ciudad, dato que sigue una tendencia al alza gracias a políticas inclusivas y campañas de sensibilización impulsadas por la Alcaldía de Bogotá en 2024. El enfoque de la semana va más allá del deporte y el transporte: incorpora la construcción de comunidad y el fortalecimiento de la cultura ciudadana.
Instituciones internacionales subrayan los beneficios de estas iniciativas. La Organización Mundial de la Salud (OMS) resalta que ciudades con altos niveles de ciclismo urbano, entre ellas Bogotá, presentan mejores indicadores en salud pública, incluyendo una reducción en enfermedades cardiovasculares y mejora en la salud mental a raíz del ejercicio regular y la disminución de la contaminación atmosférica. Este modelo mira hacia experiencias internacionales exitosas, como las de Copenhague y Ámsterdam, donde el uso masivo de la bicicleta transformó tanto la infraestructura como la cultura urbana, según reporta The New York Times en 2023.
No obstante, Bogotá enfrenta desafíos importantes. Un estudio conjunto entre la Universidad Nacional de Colombia y la Secretaría Distrital de Movilidad evidencia que la seguridad vial para ciclistas aún demanda intervención prioritaria: existen problemas asociados a infraestructura deficiente y siniestralidad, por lo cual las autoridades insisten en la utilización de elementos de protección y el respeto por las normas de tránsito, con el fin de salvaguardar la vida de quienes circulan en bicicleta.




Más allá de la movilidad, el impacto económico también es notable. El Banco Interamericano de Desarrollo (BID) sostiene que el impulso a la bicicleta genera empleos directos e indirectos en diversos sectores: fabricación y venta de bicicletas, talleres de reparación, así como organización de actividades culturales y desarrollo del turismo sostenible. Además, la invitación para confirmar asistencia a través del formulario en línea de la Secretaría Distrital de Movilidad demuestra un avance en la adopción de nuevas tecnologías en la gestión ciudadana y la gobernanza digital, fortaleciendo la organización eficiente y segura de eventos públicos.
En suma, la Semana de la Bicicleta 2025 constituye una plataforma vital para repensar la movilidad y el desarrollo urbano en la capital. Su sostenimiento y proyección auguran un camino hacia una Bogotá más humana, resiliente y comprometida con el bienestar de sus habitantes y el entorno.
¿Por qué es relevante la seguridad vial para los ciclistas en Bogotá? El contexto de crecimiento veloz de la infraestructura ciclística en Bogotá ha traído consigo nuevos retos, entre ellos el de la seguridad vial. Las cifras y estudios recopilados por entidades como la Universidad Nacional y la Secretaría Distrital de Movilidad ponen de manifiesto el riesgo elevado de accidentes en tramos con infraestructura deficiente o poca señalización. La preocupación por estos riesgos impulsa campañas para el uso de elementos de protección y el respeto estricto de las normas de tránsito, aspectos que resultan cruciales para proteger la vida de quienes eligen la bicicleta como medio de transporte. Proteger a los ciclistas no solo es un objetivo de salud pública, sino también un requisito indispensable para que la bicicleta siga consolidándose como alternativa viable y segura en el contexto urbano.
¿Qué impacto tiene el uso de la bicicleta en la salud pública? La promoción del ciclismo urbano en Bogotá tiene efectos palpables en la salud colectiva. Según la Organización Mundial de la Salud, aumentar los niveles de actividad física mediante la bicicleta contribuye directamente a la reducción de enfermedades no transmisibles, principalmente las cardiovasculares. Además, la práctica frecuente de ciclismo disminuye la exposición a agentes contaminantes al reducir el uso de vehículos motorizados y mejorar la calidad del aire urbano. Así, el ciclismo no solo aporta al bienestar individual sino que incide positivamente en el entorno social y ambiental de la ciudad, posicionándolo como un aliado estratégico de las políticas de prevención y promoción de la salud.
* Este artículo fue curado con apoyo de inteligencia artificial.
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