Bogotá cuenta con un espacio de información muy completo donde la ciudadanía, residentes y extranjeros pueden consultar la información que les interesa sobre Bogotá, su historia, sus localidades, la gestión y principales noticias de la Administración Distrital.
La Alcaldía Mayor de Bogotá, en articulación con el Instituto para la Economía Social (IPES), ha presentado el nuevo Protocolo de Uso y Aprovechamiento de las Plazas Distritales de Mercado, un marco normativo pensado para revitalizar estos escenarios emblemáticos de la ciudad. Esta medida busca, según información oficial, no solo fortalecer las economías sociales que convergen en las plazas, sino también preservar el patrimonio cultural, garantizar la seguridad alimentaria y mejorar los derechos laborales, con especial énfasis en el bienestar de las mujeres vendedoras y comerciantes. El lanzamiento de este protocolo se da en un momento de cambios urbanos y sociales relevantes, evidenciando la necesidad de repensar la gestión y el aprovechamiento de los espacios públicos de acuerdo con las demandas presentes y futuras de Bogotá.
Regulado por el Decreto 315 de 2025 y detallado en la Resolución 172 del mismo año, el nuevo Protocolo establece criterios claros para el manejo de las plazas. Entre los aspectos más destacados se encuentran la organización del uso de los espacios comerciales y comunes, la reglamentación de actividades económicas y culturales, y la priorización de la convivencia pacífica. Además, reconoce el papel de las plazas como centros de cultura, identidad y encuentro ciudadano, buscando la creación de escenarios inclusivos y ordenados destinados a la protección de un patrimonio compartido. Para lograrlo, el proceso de socialización previsto invita a comerciantes, vivanderos y ciudadanía a participar activamente en la comprensión y apropiación de la nueva norma.
Según datos de la Secretaría Distrital de Desarrollo Económico, las plazas de mercado han desempeñado históricamente un rol fundamental en la economía bogotana, generando empleos directos e indirectos y asegurando el acceso a alimentos frescos a precios accesibles, factores clave en la seguridad alimentaria urbana. El fortalecimiento normativo, como subraya el IPES, pretende optimizar la calidad de vida de miles de familias cuya subsistencia depende de estas actividades. La socialización, por su parte, busca garantizar una implementación exitosa gracias al diálogo y la corresponsabilidad entre autoridades y actores locales.
Uno de los avances más relevantes del Protocolo pertenece al enfoque de género. Estudios del Observatorio de Equidad de Género de Bogotá revelan que las mujeres constituyen más del 60% de quienes ejercen actividades comerciales en las plazas, muchas veces enfrentando riesgos vinculados a la inseguridad y el acoso, así como a la invisibilidad legal y social. Por ello, el documento incorpora cláusulas especiales para su protección, promoviendo igualdad, respeto y reconocimiento en estos espacios, y apostando a revertir desigualdades históricas a través de mecanismos institucionales sólidos y participativos.




La iniciativa incluye una estrategia de encuentros en diferentes plazas, ubicadas desde Fontibón hasta Samper Mendoza, que servirán como plataformas de formación, consulta y retroalimentación. Esta metodología sigue experiencias internacionales, como las reformas de mercados populares en Ciudad de México y Medellín, que han resultado positivas para dinamizar economías urbanas, fortalecer la identidad local y mejorar las condiciones sanitarias y de trabajo. Además, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) sostiene en su informe de 2024 que la gestión normada de los mercados públicos es esencial para reducir la informalidad y promover la inclusión social y económica, un principio que inspira de fondo el protocolo bogotano.
Acciones complementarias, como la entrega de 50 mobiliarios semiestacionarios en doce localidades, contribuirán a mejores ambientes de trabajo y condiciones de venta, según reportes recientes de la Secretaría Distrital de Planeación, generando espacios más seguros y dignos tanto para comerciantes como para consumidores. Este tipo de intervenciones urbanas ha sido crucial en la transformación de mercados similares en Latinoamérica y son ahora replicadas como parte de una modernización gradual, pero sostenida, de las plazas en Bogotá.
En conclusión, la implementación del Protocolo de Uso y Aprovechamiento de las Plazas Distritales de Mercado se perfila como un hito en la estrategia integral de Bogotá para consolidar espacios públicos más equitativos, ordenados y sostenibles. Bajo la vigilancia de la ciudadanía organizada y a través de políticas de economía social, equidad de género y fortalecimiento urbano, la Alcaldía y el IPES esperan convertir las plazas en ejemplos de inclusión, respeto y desarrollo para la ciudad.
Preguntas frecuentes relacionadas
¿Cuál es el papel de la seguridad alimentaria en las plazas de mercado de Bogotá?
La seguridad alimentaria es un aspecto central en la revitalización de las plazas distritales de mercado, ya que estos espacios suministran alimentos frescos y asequibles a la población urbana. Según la Secretaría Distrital de Desarrollo Económico, garantizar el acceso continuo y seguro a productos básicos fortalece la resiliencia alimentaria de la ciudad, especialmente en contextos de crisis sociales o económicas.
Esta función de los mercados públicos no solo implica asegurar la oferta de alimentos, sino también apoyar a productores y comerciantes locales, lo que genera empleo y aporta a la economía social. Fortalecer estos circuitos cortos de comercialización, protegidos por normas como el Protocolo, es fundamental para el bienestar nutricional y la cohesión social de Bogotá.
¿Qué son los mobiliarios semiestacionarios y cómo benefician a los comerciantes?
Los mobiliarios semiestacionarios son estructuras modulares y transportables diseñadas para organizar y dignificar los puestos de venta en mercados públicos. La Alcaldía de Bogotá, a través del IPES, ha distribuido 50 de estos equipos en diferentes localidades, lo que contribuye a mejorar las condiciones de trabajo y la presentación de los productos.
Con la utilización de estos mobiliarios, los comerciantes disfrutan de espacios más seguros, ordenados y cómodos, lo que puede incrementar la afluencia de clientes y la confianza del consumidor. Además, estas mejoras físicas favorecen la integración de la economía informal en el marco legal y urbano, apoyando la formalización y la sostenibilidad del comercio local.
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