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Pese al esfuerzo de centenas de personas por contener las llamas, el incendio en el costado sur del cerro El Cable no da tregua. La última vivienda del barrio El Paraíso, que es el que más está en riesgo por cuenta de la conflagración, es la de don José, un hombre que vive allí, con su hijo, hace 40 años.
“La situación está complicada por el humo”, le dijo a Noticias Caracol José Antonio Pinzón, habitante del barrio El Paraíso. Tiene 77 años y vive del bono solidario entregado por el Gobierno. Aunque aún no ha recibido orden de evacuación, teme que se complique la emergencia.
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“Que toca estar alerta para ver si toca evacuar o algo”, fueron las recomendaciones que le dieron a don José las autoridades de Bogotá. Sin embargo, dice que no han pensado en irse para otra parte, “porque con esta pobreza qué”.
A penas a unos 500 metros de la casa de don José se encuentra uno de los focos del incendio en el cerro El Cable, que ya lleva más de 48 horas, y contra el que siguen luchando los bomberos y otros organismos incansablemente.
Para tratar de controlar el fuego, los helicópteros lanzan descargas con mayor frecuencia, mientras en la parte alta, a pie, militares y bomberos siguen combatiendo de frente contra el fuego.
“Decirles que de aquí no nos vamos a ir hasta que no se acabe la conflagración, vamos a estar apoyando, protegiendo a la comunidad de los barrios aledaños, igualmente la protección de la fauna y del medio ambiente”, señaló el general Rodolfo Morales, comandante de l Brigada 13 del Ejército.
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Sin embargo, pese al enorme esfuerzo de los organismos de emergencia y habitantes del barrio que se han sumado a las labores, las llamas rápidamente se reavivan.
Por ahora, la Alcaldía de Bogotá dice que el incendio no pone en riesgo la comunidad, mientras sigue la lucha de los militares, bomberos y voluntarios para contener las llamas.
Pulzo complementa
Por otro lado, un video viral muestra a la Policía interceptando a dos ciudadanos venezolanos quemando cables de cobre en una zona boscosa, presuntamente en los cerros orientales de Bogotá. La acción generó alarma debido a la grave situación de incendios en la región. Un ciudadano confrontó a los individuos, señalando el peligro de contaminar el aire y la posibilidad de provocar incendios en un momento crítico.
Los venezolanos estaban quemando cables para extraer cobre y venderlo. La Policía confiscó el material y requisó a los hombres, evitando así un potencial riesgo adicional. La práctica de robar cables para su venta se ha vuelto común, incluso con casos de delincuentes que han perdido la vida en el intento. En noviembre pasado, un hombre resultó electrocutado mientras intentaba robar un cable de telefonía, destacando los peligros asociados con esta actividad ilegal.
La situación resalta la necesidad de abordar el robo de cables como un problema grave que no solo implica pérdidas materiales sino también riesgos para la seguridad y el medio ambiente.
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