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El anuncio de que Bogotá será la sede del Día Mundial de las Ciudades 2025, organizado por la Oficina de las Naciones Unidas para los Asentamientos Humanos (ONU-Hábitat), ha situado a la capital colombiana en el foco de la conversación internacional sobre sostenibilidad, movilidad y desarrollo urbano incluyente. La realización de este evento el 30 y 31 de octubre de 2025 representa tanto un reconocimiento mundial como una coyuntura estratégica para que Bogotá exhiba sus logros y desafíos en el ámbito del espacio público y la movilidad urbana, así como modelos que puedan replicarse en otras urbes, según información original del anuncio oficial.
Creado por la Organización de las Naciones Unidas en 2014, el Día Mundial de las Ciudades tiene por objetivo sensibilizar sobre oportunidades y problemáticas urbanas que afectan a más de la mitad de la población global —55% actualmente, con proyección de hasta el 68% en 2050 según ONU-Hábitat—. Este dato resalta la premura de desarrollar modelos urbanos que prioricen sostenibilidad, equidad, movilidad eficiente y resiliencia ambiental, especialmente en continentes como América Latina, donde la urbanización crece de forma desigual y acelerada. Así, Bogotá se convierte en un laboratorio de experiencias que reflejan tanto retos como lecciones de alcance regional.
En años recientes, la ciudad ha impulsado sistemas de movilidad que priorizan sostenibilidad junto con inclusión social. El sistema TransMilenio, consolidado como base del transporte metropolitano, será reforzado con 680 nuevos buses eléctricos en los próximos dos años y un incremento del 20% en la participación de conductoras mujeres, acciones destacadas por María Fernanda Ortiz Carrasca, gerente general de TransMilenio. Estos pasos buscan reducir la huella de carbono en el sector transporte y fomentar la equidad de género en un medio históricamente dominado por hombres. Asimismo, la conexión con el Metro y la operación del TransMiCable conforman una red metropolitana integral, clave para el crecimiento urbano.
Estos esfuerzos responden, en parte, a recomendaciones de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), que ha señalado la urgencia de mejorar la calidad del aire, facilitar el acceso al empleo y reducir la segregación social en grandes ciudades latinoamericanas. Informes del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible de Colombia en 2023 destacan que la modernización hacia la e-movilidad contribuye significativamente a atenuar las emisiones contaminantes, dado que el parque automotor de Bogotá es responsable de cerca del 70% de la polución atmosférica urbana.




No obstante, la incorporación de tecnología por sí sola no basta. La visión de urbanistas como Andrés Bernal, del Instituto de Estudios Urbanos de la Universidad Nacional de Colombia, enfatiza que las políticas deben robustecerse e integrar mejoras en infraestructura para movilidad activa, como ciclorrutas seguras, y recuperación de espacios públicos en comunidades vulnerables, a fin de reparar la fragmentación urbana que afecta la cohesión social. Además, según el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), la correcta planificación urbana es clave para afrontar riesgos derivados del cambio climático y construir urbes más resilientes. En una ciudad con más de 8 millones de habitantes, la complejidad territorial y la expansión desordenada continúan siendo desafíos latentes.
La cita de 2025 no solo será vitrina para los aspectos técnicos y sociales del urbanismo en Bogotá, sino espacio de diálogo entre gobiernos locales, sociedad civil y sector privado, alineando la agenda municipal con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la ONU, especialmente el ODS 11 sobre ciudades sostenibles. Finalmente, prensa especializada y organismos como el Centro Latinoamericano de Investigación Periodística (CLIP) subrayan la importancia de garantizar transparencia, participación y seguimiento en estas iniciativas, evitando riesgos de gentrificación y exclusión social —fenómenos recurrentes en los megaproyectos urbanos latinoamericanos— para que la ciudad avance hacia una verdadera integración entre progreso técnico, justicia social y sostenibilidad ambiental.
¿Por qué es importante la integración entre sistemas de transporte público en ciudades como Bogotá? - Comprender la integración de transporte revela cómo una red eficiente puede impactar la calidad de vida de los ciudadanos urbanos. En el contexto de Bogotá, la conexión efectiva entre sistemas como TransMilenio, el Metro y el TransMiCable no solo posibilita trayectos más ágiles y seguros, sino que además promueve la equidad al facilitar acceso a empleo y servicios en una ciudad caracterizada por su dispersión geográfica. Esta integración es considerada por fuentes como TransMilenio y CEPAL un eje fundamental para reducir brechas sociales y mejorar la sostenibilidad urbana.
¿Qué implica la gentrificación en megaproyectos urbanos y por qué es un riesgo? - El término “gentrificación” se refiere al desplazamiento de habitantes de menores ingresos debido a la revalorización y transformación de sus barrios con megaproyectos urbanos. En el caso de ciudades latinoamericanas, prensa especializada y entidades como CLIP advierten que, aun cuando las inversiones en infraestructura puedan reactivar zonas y modernizarlas, existe el riesgo de que las familias tradicionales pierdan su espacio y arraigo social. Por ello, resulta esencial —como destacan las fuentes— asegurar políticas de inclusión, monitoreo participativo y equilibrio entre desarrollo y derechos de los residentes originales.
* Este artículo fue curado con apoyo de inteligencia artificial.
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