A un costado de su camioneta perforada por algunos impactos de bala, y aún tragando saliva por el tremendo susto que acababa de pasar, Augusto Rodríguez Ballesteros manifestó ante la prensa sus primeras sospechas por el atentado.

“Yo estoy enfrentado a unas dificultades en la Unidad Nacional de Protección (UNP), he denunciado mafias, y no descarto que sea por ahí”, declaró.

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De esta manera, el director de la UNP puso la lupa en presuntos enemigos internos dentro de la institución que lidera desde hace seis meses.

El atentado que sacudió a la esfera gubernamental de Colombia sucedió en la noche del martes 7 de marzo.

De acuerdo con la información preliminar de la Policía y de la UNP, al terminar la jornada laboral Rodríguez recogió a una hija a la salida de su universidad, y partió con ella hacia la casa, ubicada en el barrio Ciudad Montes de la localidad de Puente Aranda.

Iban en una camioneta oficial blindada, modelo Toyota Prado, con un chofer asignado y un escolta.

A las 10:21 p.m. las cámaras de vigilancia del vecindario captaron los movimientos sospechosos de tres motocicletas, cada una con su respectivo conductor y pasajero.

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Uno de los binomios se estacionó en una esquina cercana a la vivienda del funcionario, custodiando la zona de escape, y sus compinches aceleraron en persecución de la camioneta gris.

El automotor se estacionó frente a la reja de acceso a la casa, y el director descendió con su hija. Apenas entraron y cerraron la puerta tras de sí, oyeron el estruendoso ruido de las motos acercándose.

El chofer y el escolta de la UNP reaccionaron y tomaron posiciones de defensa. Rodríguez escuchó más de diez disparos entre su esquema de seguridad y los motorizados.

Cuando salió a la calle, apenas se disipó la bulla de las motos, vio a uno de sus guardaespaldas herido en la pierna, mientras que un agresor yacía sin vida sobre la vía.

Los cómplices escaparon, dejándolo atrás. Los agentes de la Sijín que llegaron momentos después a la escena lo identificaron como Fabián Estiven Duarte, de 29 años.

Los investigadores tratan de establecer si es la misma persona que aparece mencionada en un expediente de la justicia argentina, que lo vincula a un fleteo perpetrado en de Buenos Aires el 1° de febrero de 2018, cuando una banda conformada por seis personas interceptó al conductor de un automóvil y le robó un maletín con dinero.

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El escudero de Petro

Una hora después del hecho, el presidente Gustavo Petro se pronunció en su cuenta de Twitter. “Han atentado contra Augusto Rodríguez, director de la UNP y mi compañero desde el M19. Augusto denunció las mafias de la contratación en la UNP. Hoy quisieron matarlo, le pido al fiscal acelerar las investigaciones sobre estas denuncias, las pruebas están en sus manos”, trinó.

Agregó que “cuando libré la batalla en el Congreso para separar al legislador de la mafia del paramilitarismo, Augusto Rodríguez me acompañó en todas las investigaciones y debates que hicimos. Hoy libramos esa batalla en el ejecutivo y atentan contra su vida”.

El Jefe de Estado sentenció que “el narcotráfico, a partir de construir con dinero sus propias nóminas, ha penetrado a la UNP, a la SAE, a la Fiscalía, a la fuerza pública, a la DIAN, a Aduanas. Se extiende por todas las ramas del poder público. Nuestra decisión es separar el poder público de las mafias”.

De esta manera defendió a quien ha sido su escudero desde los años 80, cuando ambos militaron en la guerrilla del M19. Una vez se desmovilizaron en 1990, no han parado de trabajar juntos.

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Rodríguez, ingeniero químico de profesión, fue asesor en la unidad de trabajo legislativo de Petro durante su paso por el Congreso (1991-1994; 1998-2010; 2018-2022), estratega de sus campañas presidenciales y funcionario de su alcaldía en Bogotá (2012-2015), donde también fungió como asesor en temas de Gobierno.

Al llegar a la Casa de Nariño en agosto de 2022, su jefe natural lo nombró director de la UNP, no solo con la misión de custodiar a los servidores públicos, líderes sociales y testigos judiciales amenazados, sino de erradicar la corrupción del organismo.

Denuncias y amenazas

En sus declaraciones posteriores al ataque, Rodríguez contó que ha sido objeto de seguimientos y amenazas.

“El 6 de marzo regresaba a mi casa y los escoltas no me dejaron bajar del vehículo, porque detectaron un carro rojo que nos venía siguiendo. Esperé varios minutos hasta que ellos afirmaron que la situación estaba controlada”, dijo.

El directivo sospecha que su celular está interceptado o que fue clonado. Hace un par de semanas le llegó un mensaje intimidante, “a usted también le caben balas”, y cree que desde un número igual al suyo se han enviado amenazas a otras personas, tal vez tratando de incriminarlo.

“No me quiero aventurar a decir que el principal sospecho es tal, pero sí me pone nervioso la posibilidad de que mi celular haya sido clonado, puedo inferir que puede ser alguno de los sindicatos que tiene vínculo con la entidad”, comentó a la prensa.

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En la UNP hay 19 sindicatos, con los que Rodríguez ha tenido choques desde su llegada. En su campaña por “destapar las ollas podridas” ha vinculado a integrantes de estas organizaciones laborales con presuntos actos de corrupción, que incluyen la monopolización de contratos con empresas que no cumplen los requisitos legales y el alquiler clandestino de vehículos y escoltas para uso de particulares y el transporte de armas y drogas, entre otras anomalías (ver recuadros).

La situación ha escalado a tal punto que los sindicalistas han realizado protestas contra el director en las afueras de la entidad. Pero ahora, con un atentado de por medio y los señalamientos de Rodríguez, la disputa se agravó.

Yesid Barragán, vocero del Sindicato de Funcionarios de Planta de la UNP (Asep), lamentó lo sucedido con Rodríguez. Sin embargo, precisó que “debemos decirle al Gobierno Nacional que no puede generalizar que todos los sindicatos tengan relación con la corrupción en la UNP, mucho menos los funcionarios. Acá lo que hay es gente honesta, que día a día arriesga sus vidas por esta labor”.

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Al mismo tiempo, Wilson Devia, representante del Sindicato de Trabajadores de la UNP y las Uniones Temporales (UT-UNP), trinó que es “lamentable que Director @UNPColombia y presidente @petrogustavo criminalizaron y estigmatizaron organizaciones sindicales y entidades @INPEC_Colombia @UNPColombia por presunto atentado. Esperamos que @FiscaliaCol y @PoliciaColombia confirmen y saquen comunicado de que se trató de un hurto”.

Frente a las causas de la agresión, aunque el Gobierno y Rodríguez plantearon la teoría de un atentado por sus denuncias de corrupción interna, fuentes judiciales indicaron que no se descartan otras razones, como un intento de atraco. Esto debido a que el ataque empezó cuando el director y su hija ingresaron a la casa y por el posible antecedente de fletero del delincuente que murió.