Las cámaras de seguridad del restaurante Holy Burguer, cuyo propietario es Camilo Vargas, dan cuenta del episodio de inseguridad que se vivió en Bogotá, sobre las 8:33 de la noche, uno más en la pandemia de inseguridad que vive la capital.

En las imágenes, que fueron publicadas por el mismo restaurante, se puede ver el paso a paso del robo, y cómo los criminales se metieron al negocio de Vargas, mientras el portero hace parte del equipo que defiende los colores de la Selección Colombia. 

Los videos muestran a uno de los ladrones haciéndose pasar por cliente para distraer la atención del personal. Detrás estaba su cómplice que, vestido como domiciliario, desenfundó un arma y apuntó a los presentes. 

El primer ladrón se fue hacia los comensales y uno a uno les fue quitando sus celulares y su dinero. Mientras, el falso domiciliario trataba de hallar la caja del local, ubicado en la calle 116, cerca de la Autopista Norte.

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Pulzo contactó a Carolina Vargas, hermana del portero de la Selección Colombia y socia del negocio. Ella denunció que este es el segundo robo en menos de tres meses y alertó sobre la inoperancia de la Policía. 

La empresaria contó que, semanas atrás, ella y su familia salieron de viaje. En esa ocasión un ladrón aprovechó para meterse al local. 

En aquella oportunidad, el pasado 13 de julio, el delincuente vulneró la portería, se escurrió a gatas en el negocio y a las 2:30 de la madrugada tuvo el lugar a su entera disposición. 

Sin embargo, cuenta Vargas, ese día la caja registradora no tenía dinero y el pillo se tuvo que conformar con un par de gaseosas y algunos productos del restaurante. Aún así, el caso causó preocupación y fue debidamente denunciado.

La hermana del portero de la Selección compartió su frustración con la institución, pues aseguró que “no hubo interés por parte de la Policía”.

“Nos dijeron que no había mucho que hacer. Que lo máximo a lo que podíamos aspirar era a poner una denuncia por internet”, dijo la afectada a este medio.

Sin un aliado en la defensa de su local, Vargas les dijo a los uniformados que ella contaba con los registros tomados por las cámaras de seguridad. Sin embargo, le respondieron que “los videos no eran relevantes, que no eran gran cosa”.

En esta publicación se pueden ver apartes del robo:

Detalles del nuevo atraco al local de Camilo Vargas

Más allá de lo que se puede ver en los videos de seguridad, Carolina Vargas le contó a este portal pormenores de lo que ocurrió en el negocio del que es socia.

Señaló que en el momento del robo había 8 personas, incluida una familia con un niño que presenció el asalto. Luego se sumó el mensajero que llegó justo en el momento en que el par de asaltantes estaba en el lugar.

Justamente, la llegada de ese empleado hizo que el atraco no fuera más grande. Él, al ver la situación, salió corriendo a pedir ayuda. Los ladrones, cuenta Vargas, se asustaron y huyeron. 

“No se llevaron nada de la caja”, agrega la mujer, pero el saldo de todas formas fue frustrante. Se llevaron 7 celulares.

Nuevamente, la decepción estuvo a cargo de la Policía, comenta Carolina, pues su negligencia jugó en contra de los Vargas. 

La víctima del robo asegura que, otra vez, le dijeron que no era mucho lo que se podía hacer, aunque los videos estaban a la mano y no había pasado mucho tiempo después del robo. 

Es más, Carolina Vargas contó que en esta ocasión su esposo estaba en el restaurante y su celular hacía parte del botín. Era la oportunidad perfecta para seguirles el rastro, pero —según la dueña del restaurante— la Policía la desperdició. 

La empresaria asegura que el GPS del teléfono estaba activado y permitía rastrear la ubicación de los delincuentes. Sin embargo, los uniformados le dijeron que “lo iban a remitir al cuadrante” que le correspondía el caso.

“Después de varios intentos, lo único que me dijeron fue que les dejara el celular y que me llamaban”, lamentó.

Al final de la noche, ni llamada de los policías ni celulares ni rastro de los ladrones. Fue otro gol de la inseguridad.

Carolina Vargas finalizó contando que esos ladrones habrían dado más golpes en el norte de Bogotá. Después de que hizo público el caso, la dueña de un restaurante ubicado en el Polo le dijo que, casualmente, a ella la habían asaltado dos ladrones con la misma vestimenta y también disfrazados de domiciliarios.