Por: El Espectador

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Este artículo fue curado por Santiago Avila   Oct 9, 2023 - 9:11 am
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Bernardo Ángel Campo fue baleado en la mañana de este domingo 8 de octubre, en la calle 48 y la avenida 30 de agosto de la ciudad de Pereira. Su cuerpo quedó tirado, al lado de una camioneta blindada, junto con otros dos hombres que también perdieron la vida en el ataque sicarial.

Según la Policía, uno de ellos sería escolta de Ángel Campo y el otro, uno de los sicarios. La noticia corrió con rapidez por la capital de Risaralda, y el nombre de la víctima principal encendió las alarmas de quienes conocen las entrañas del mundo criminal.

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Principalmente, porque Ángel Campo es un viejo conocido de las mafias del eje cafetero, y también de las autoridades. En la guerra y el mundo del narcotráfico era más conocido como alias ‘Berny’, además de ser miembro de una prestante familia de la región. Desde que su nombre salió en los primeros organigramas criminales de la Policía, se supo que se trataba de un hombre que se había desmovilizado, a finales de los años 90, del Bloque Central Bolívar de las Autodefensas Unidad de Colombia (AUC), pero que, en cuestión de meses, fundó su propia banda criminal: La Cordillera.

Pereira, su ciudad natal, fue la cuna del movimiento que, por supuesto, no logró solo. Según expedientes de Justicia y Paz, alias ‘Berny’ fue subalterno de Carlos Mario Jiménez, más conocido como alias Macaco, quien fue extraditado a Estados Unidos por narcotráfico y hoy en día cumple una pena en la cárcel de Itagüí. La Fiscalía asegura que Ángel Campo fue hombre confianza de Macaco, el hombre que por años sembró temor en el Magdalena Medio, precisamente donde habría hecho presencia alias Berny, antes y después de su desmovilización.

Pese a que sus vínculos con La Cordillera han pasado entre expedientes, las autoridades colombianas nunca lograron establecer con total certeza si alias Berney sí fue uno de los fundadores de este grupo criminal, con alta influencia en el eje cafetero, cuyos tentáculos se han alargado hasta el norte del Valle del Cauca. Las dudas sobre el rol que habría tenido sobre esta banda podrían estar en el hecho de que su entrega a la Fiscalía estuvo plaga de cuestionamientos que nunca fueron resueltos. Su captura ocurrió en abril de 2015, tras una operación entre ente investigador y la Policía.

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Según registros de prensa, Ángel Campo negoció una bajísima pena con la Fiscalía, a cambio de su entrega. El ente investigador, dirigido en ese entonces por el exfiscal Eduardo Montealegre, habría llegado al acuerdo de que, a cambio de su captura y aceptación de cargos, solo pasaría cuatro años en la cárcel, una pena muy inferior a lo que representaban las pruebas en su contra por los delitos de concierto para delinquir, tráfico de estupefacientes o lavado de activos. Pese a las evidencias, alias Berny firmó el negocio de la Fiscalía.

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Al final, solo fue condenado por el delito de concierto para delinquir agravado y nunca aceptó que no era un simple miembro de la banda, sino uno de sus principales jefes. De hecho, después de su captura, la Fiscalía lo presentó ante el país como el Otoniel de La Cordillera, en referencia al máximo líder del Clan del Golfo, y la Policía aseguró que se trataba del máximo cerebro de operaciones de narcotráfico, microfráfico, extorsión, desplazamientos y hasta homicidios endilgados a la banda. Desde su nacimiento, hasta hoy, la Cordillera sigue siendo el terror del eje cafetero.

Aunque en sus primeros años se dedicaron a adquirir el control del narcotráfico y sus rutas, en tiempos recientes la banda ha sido la protagonista de hechos de violencia de alto perfil. Por ejemplo, son sus miembros los principales sospechosos del asesinato de Lucas Villa, ocurrido durante las manifestaciones del Paro Nacional en 2021, pero también estarían detrás de asesinatos selectivos y amenazas a líderes sociales. Desde hace años, la Defensoría les ha seguido sus pasos.

Por ejemplo, en una alerta temprana de 2022, señaló que La Cordillera se había atornillado en el municipio de Dosquebradas, en Risaralda (Pereira), ganando más terreno en bajo su dominio, “permitiéndoles el control de zonas estratégicas para el expendio de estupefacientes, el menudeo, tránsito y distribución de armas y otras economías ilegales como los préstamos bajo condiciones de usura (al 10 %) llamados ‘gota a gota’, ‘cadenas de ahorro’, tributos ilegales a cambio de ‘seguridad’ y el cobro de extorsiones (vacunas)”.

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Además, dijo la Defensoría, la banda estaría explotando la vulnerabilidad de migrantes venezolanos asentados en Risaralda para que hagan de sicarios, campaneros e informantes a servicio de la organización. Por esa misma época, la Procuraduría registró el caso de una lideresa social afrodescendiente que se tuvo que desplazar tras recibir amenazas de este grupo delincuencial. Episodio que se suma a los de otros tres líderes sociales de Risaralda que recibieron amenazas durante 2021 y están convencidos de que vinieron desde La Cordillera.

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El caso más reciente, y que ha sonado por estos días, es el del supuesto atentado contra el hoy presidente Gustavo Petro, cuando estaba en campaña electoral. Según una publicación de la revista Raya y RTVC Noticias (sistema de medios públicos), existe un informe de la Policía que probaría que, detrás de esa amenaza, estaría La Cordillera. Sin embargo, explicó el informe, la Fiscalía sabía que esa banda podía ser la responsable del atentado fallido y no ha avanzado en esa investigación. Sobre ello, la Fiscalía respondió que se trataba de un tema que seguía en indagación.

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