Escrito por:  Redacción Nación
Jun 13, 2025 - 12:52 pm

Ya casi se cumple una semana desde el atentado que por poco acaba con la vida del senador del Centro Democrático y precandidato presidencial, Miguel Uribe Turbay, luego de que un joven de 15 años le disparara en medio de una alocución pública en el barrio Modelia, en el occidente de Bogotá.

El joven, que fue detenido y actualmente está bajo custodia en el búnker de la Fiscalía, fue aprehendido por los escoltas del político. Desde entonces, han comenzado a revelarse detalles sobre su vida y entorno, en un intento por comprender las razones que lo llevaron a cometer lo que ha sido calificado como un intento de magnicidio.

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Periodistas del diario El Colombiano, aliado de Pulzo, hicieron un recorrido por el barrio bogotano donde vivía el menor implicado en el atentado. Durante la visita, se evidenciaron las difíciles condiciones del entorno donde creció el adolescente, quien ahora enfrenta un proceso judicial por tentativa de homicidio. Allí, los reporteros constataron la presencia activa de expendios de drogas y observaron de primera mano cómo operan las dinámicas criminales en espacios que, en teoría, deberían estar destinados a la recreación y la convivencia ciudadana.

A simple vista, el sector parece un barrio común: conjuntos residenciales, pequeños comercios y familias que intentan llevar una vida tranquila. Sin embargo, la realidad es más compleja. Frente a los edificios y en los parques —destinados al esparcimiento— los rastros del consumo y venta de estupefacientes eran evidentes. Papeletas, vidrios, encendedores y consumidores activos a plena luz del día forman parte del panorama habitual.

Muchos habitantes del sector, aún conmocionados por el atentado contra Uribe Turbay, relataron a El Colombiano cómo vieron crecer al joven implicado y a sus amigos, quienes solían frecuentar el parque y estaban inmersos en dinámicas de consumo.

El adolescente vivía con su abuela, ya que su madre falleció hace algunos años y su padre se fue como mercenario a luchar en Ucrania. El medio citado obtuvo acceso al contacto de la familiar del menor, quien actualmente forma parte del programa de protección a testigos. Aunque el celular permanece apagado, se afirma que la foto de perfil de WhatsApp muestra a una mujer joven sobre una moto negra en el barrio. No se ha podido confirmar su identidad.

En otro hecho reportado por El Tiempo, se reveló que la foto de perfil del menor en la misma aplicación lo muestra usando una gorra y con un ratón oculto en una de sus mangas.

La investigación de la Fiscalía se centra ahora en cientos de grabaciones de cámaras de seguridad para esclarecer los detalles logísticos del atentado. Hasta el momento, han sido detenidos varios sospechosos que habrían colaborado en la huida del menor, incluyendo un motociclista y el conductor de un automóvil. Asimismo, se identificó a una mujer que, según registros en video, habría dado instrucciones al joven minutos antes del ataque.

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Fuentes consultadas en el barrio identifican a “Copper” como el jefe de una olla cercana, encargado del expendio de hidromorfona, éxtasis y otras sustancias en casas de invasión ubicadas en las zonas aledañas. Testimonios recogidos por El Colombiano señalan que era común observar el movimiento de consumidores, vendedores y jóvenes en condición de vulnerabilidad. Incluso, uno de los residentes afirmó que el propio menor manifestó, luego de su captura, su disposición a colaborar y señalar a los verdaderos responsables del entorno criminal en el que se desenvolvía.

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Las motivaciones detrás del ataque aún no están claras. No se descarta una posible relación con amenazas derivadas de la lucha contra el microtráfico o vínculos con estructuras criminales más amplias, como las disidencias de las Farc u otros grupos al margen de la ley. Sin embargo, el caso revela con crudeza cómo las redes delictivas logran cooptar a menores de edad y aprovecharse de su vulnerabilidad para fines violentos.

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