El exsubdirector del desaparecido DAS, autor intelectual del crimen del humorista, el 13 de agosto de 1999, entró tres años después a hacer parte del primer mandato de Álvaro Uribe Vélez, según escribió Hernández en una columna de opinión en Publimetro.

En un documento que cita el periodista, aunque no aclara el año, Narváez le cuenta a la Corte Suprema de Justicia que lo “invitaron” a formar parte de la comisión de empalme entre los equipos del saliente presidente Andrés Pastrana y el electo Uribe.

El ahora senador del Centro Democrático le encargó que le hiciera una presentación a la nueva ministra de Defensa, primera mujer en ocupar esa cartera. Narváez se reúne con Marta Lucía Ramírez en el club de la Fuerza Aérea y ella le “promete” hablar con Uribe para que lo designara en un cargo como su asesor, afirma Hernández.

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Semanas después, fue nombrado como asesor externo del ministerio que encabezaba Ramírez, para ayudar a diseñar la política antisecuestro y extorsión y “todos aquellos delitos atentatorios contra la libertad personal”.

Hernández dice que Narváez le entregó a la Corte “detalles de sus contratos” y más tarde ese mismo año fue nombrado como asesor externo del DAS hasta el 2005, que para ese momento dirigía Jorge Noguera. “En pocas palabras, Uribe le impuso a Noguera el nombramiento de Narváez”, dice la columna.

El texto agrega que en ese lapso Narváez creó el grupo de inteligencia ‘G3’ para manejar “información de seguimientos y operaciones de espionaje”. Además, dice el periodista, elaboraba “montajes a los críticos del entonces presidente Álvaro Uribe Vélez, entre los que se encuentran: defensores de derechos humanos, periodistas independientes, políticos de oposición y magistrados de las altas cortes”.

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Antes de liderar ese temido grupo, a mediados de los noventa, Narváez le hablaba al oído al jefe fundador de las autodefensas, Carlos Castaño, quien lo consideraba un “dios”, dice Semana.

En un perfil que hizo la revista en 2019, justo cuando Narváez fue recluido en el batallón de comunicaciones del Ejército, aseguró que hay testimonios en los que paramilitares dijeron recibir una cátedra titulada ‘Por qué es lícito matar comunistas’, para justificar el asesinato de personas de izquierda, entre las que entró Jaime Garzón, a quien calificaba de guerrillero; allí comenzó el trabajo de inteligencia, carpeta que le entregó a Castaño y a los sicarios  de ‘la Terraza’ que lo asesinaron.

Narváez “tuvo de estudiantes a los jefes paramilitares más sanguinarios. Incluso, pare ellos, el ‘profesor’ era un radical. Los paras lo catalogan con distintos rótulos: adoctrinador, ideólogo, instructor. Para ‘Don Berna’, era ‘un miembro orgánico de las AUC’, al que ‘solo le faltaba el brazalete'”, añade el medio.

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Entre tanto, Hernández cierra su columna destacando si es coincidencia que Narváez este recluido en el batallón de Facatativá allanado por ser el centro de inteligencia desde donde estaban chuzando a más de 130 personas de diferentes perfiles; información que aparentemente tenía como destino las manos del ahora senador Uribe, según investiga la Corte Suprema de Justicia.

Solo hasta 2018 el exsubdirector del DAS fue condenado a 30 años de prisión como determinador del homicidio del humorista; sin embargo, en 2019, se le rebajó la pena a 26 años.