Buena parte de la suerte que corra la controvertida reforma a la salud impulsada por el presidente Gustavo Petro y la ministra del sector, Carolina Corcho, y que comenzará a ser discutida en la Comisión Séptima de la Cámara de Representantes, quedará sellada este martes.
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La razón es que los tres partidos tradicionales que hacen parte de la colación del Gobierno (Liberal, Conservador y de La U), pero que han mostrado reparos sobre la iniciativa, tendrán reuniones de bancadas para definir su postura definitiva.
Se trata de fuerzas con peso específico en el debate político, y particularmente en la discusión de la reforma a la salud, como lo admitió a comienzos de abril el senador Ariel Ávila, de la Alianza Verde, una de las colectividades de la coalición del Gobierno.
“Lo que llamamos el bloque progresista tiene 40 senadores de 108. Es el sector más grande, pero no somos ni siquiera la mitad. Y de esos 40 incluso hay votos con los que no se cuentan en muchas de estas reformas”, explicó Ávila en su cuenta de Twitter.
“Eso significa que la mayoría de reformas van a tener que ser negociadas y acordadas con sectores tradicionales [léase partidos Liberal, Conservador y de La U]. Punto. O dejarlas hundir. No hay de otra forma”, agregó.
Miembros del Congreso afectos al Gobierno reconocen el peso de los partidos tradicionales en este debate, admiten que la discusión no será sencilla y hasta hablan de presiones en las bancadas para que no apoyen el proyecto.
Ese es el caso David Rasero, presidente de la Cámara de Representantes, que habló de posibles presiones que se estarían presentando para impedir la aprobación del proyecto.
“Reconozco profundamente todas las observaciones de muchos de los congresistas, pero yo invito al Partido Liberal, como a todas las bancadas, a tomar decisiones en función del país y que no haya presiones por fuera del ámbito del debate de la ley”, dijo en Caracol Radio.
Sin aportar pruebas sobre sus afirmaciones, agregó: “Hemos escuchado que ha habido presiones por parte de su presidente [del Partido Liberal, César Gaviria], presionando a sus congresistas respecto a este tipo de decisión, ya amenazando con temas de avales para el próximo semestre”.
Pero ese no es el único escollo que enfrenta la reforma a la salud. El partido Cambio Radical ya advirtió que no aprobará ningún proyecto del Gobierno en medio de la carrera que se avecina porque a la actual legislatura le quedan solo 10 semanas mal contadas.
“Yo creo que los tiempos definitivamente no van a alcanzar y tampoco el Congreso de la República va a permitir que pupitreen las diferentes iniciativas y reformas constitucionales que están en las comisiones y en las plenarias respectivas”, dijo en la misma emisora el senador de esa colectividad Carlos Fernando Motoa.
Otro de los integrantes de Cambio Radical, el senador David Luna, dijo en el mismo medio: “El Congreso colombiano no es un convidado de piedra. Esa una rama del Estado colombiano autónoma e independiente del Ejecutivo que, entre otras, fue elegido con una mayor votación que con la que fue elegido el presidente de la República”.
“Por esta razón, las reformas presentadas por el Gobierno deben ser estudiadas con juicio, con dedicación y no pueden ser aprobadas bajo ninguna circunstancia a pupitrazo limpio, como lo pretende la aplanadora gubernamental”, advirtió.
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