Giselle Jaller Jabboul, a quien le aplicaron la eutanasia este jueves, estaba pagando una condena de once años por el delito de estafa en la cárcel de mujeres El Buen Pastor, en Bogotá, informó el Instituto Nacional Penitenciario y Carcelario (Inpec).

Si bien el Inpec no informó sobre la enfermedad que padecía Jaller Jabboul, advirtió que su caso fue revisado y estudiado por un comité interdisciplinario “que contó con la participación de profesionales en salud”. Según el Inpec, ese comité “avaló el procedimiento”.

Además, de acuerdo con el Inpec, el procedimiento de muerte asistida de Jaller Jabboul se practicó con arreglo a lo que dispuso la Corte Constitucional en la sentencia que dejó en firme la eutanasia y a los derechos de la reclusa.

Los médicos dictaminaron que la salud de Jaller Jabboul estaba “afectada de manera irreversible en sus condiciones psíquicas y físicas”, agregó el Inpec.

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Uno de los primeros casos por los que Jaller Jabboul empezó a hacerse tristemente célebre fue la denuncia que interpuso contra ella el Banco Ganadero (hoy BBVA) en 1995 por haber suplantado a su hermana, Rolla Jaller, y hacerse pasar como representante legal de la empresa Inter Terra y pedir créditos por 150 y 148 millones de pesos a esa entidad financiera, recordó El Espectador.

Pero el que la puso en la galería de delincuentes famosos fue cuando, en 1993, estafó al Ejército Nacional con un negocio por más de 800 millones de pesos con la suscripción de dos contratos para fabricar y distribuir suministros militares y para suministrar sables a cadetes de la Escuela Militar.