Aunque la viabilidad de Hidroituango todavía parece estar en discusión pese a la tragedia ambiental ocasionada aguas abajo, los errores que han enmarcado su construcción podrían repetirse en otro lugar del país, donde se levanta la represa del Río Samaná Norte – Proyecto Porvenir II, tal como lo denuncia Acosta en El Espectador.

El autor recuerda la denuncia que él mismo hizo en su espacio de opinión en 2015, en la cual advertía que la Autoridad Nacional de Licencias Ambientales (Anla) negó oficialmente la licencia al proyecto el 31 de octubre de 2014.

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“Una vez evaluada la información presentada por la empresa en el Estudio de Impacto Ambiental radicado bajo el número 4120-E1-37860 del 29 de junio de 2012 y en la información adicional radicada bajo el número 4120-E1-8886 del 25 de febrero de 2014, el equipo evaluador de la ANLA determina negar la Licencia Ambiental al Desarrollo Hidroeléctrico del Río Samaná Norte – Proyecto Porvenir II, con expediente LAM 4697”, detalla el concepto técnico, citado en la columna.

Los argumentos para negarla, de acuerdo con el columnista, “incluían irregularidades y graves afectaciones a comunidades y medio ambiente“.

Aún así, el 13 de febrero de 2015 se emitió la resolución dando el aval al mismo, según Acosta, “bajo presiones indebidas del alto Gobierno, que calificó el proyecto como ‘Estratégico de Interés Nacional’”.

Con la zozobra de Hidroituango, la forma en que se aprobó este proyecto genera inquietud de cara al futuro de esta iniciativa, pese a lo pertinente que pueda resultar su realización.

Se hace necesario que la Procuraduría Delegada para Asuntos Ambientales, el Ministerio de Medio Ambiente y la propia Celsia despejen las dudas de tan irregular trámite de licenciamiento“, concluye el opinador.