La Fiscalía ha insistido en que no es cierto. Pelea de pesos pesados en la que, por ahora, la entidad de Barbosa está en aprietos.

Como en una partida de ajedrez, cualquier pieza que se mueva en la investigación penal contra Álvaro Uribe Vélez y Álvaro Hernán Prada es meticulosamente estudiada en ambos extremos del tablero.

En un lado está la Fiscalía moviendo las piezas negras para cumplir con su estrategia: pedir el cierre del expediente contra el expresidente por fraude procesal y soborno, por falta de pruebas. Y del otro lado, con las fichas blancas, está la Sala de Instrucción de la Corte Suprema de Justicia que, a pesar de haber perdido la jurisdicción para adelantar el proceso contra Uribe, hoy tiene todas sus fuerzas enfiladas en el juicio al que llamó a Prada, por el delito de soborno.

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El más reciente movimiento lo jugó el alto tribunal esta semana: acusó a Prada, recién electo magistrado del Consejo Nacional Electoral (CNE), por su participación en lo que ha calificado como un entramado de manipulación de testigos en el que participaron Prada y Uribe.

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El contenido de esa decisión de 600 páginas pone en tensión el tablero de la batalla: mientras que la Fiscalía sostiene, por segunda vez, que no hay pruebas para seguir adelante con el caso y llamar a juicio al expresidente, la Corte dice todo lo contrario en el expediente de Prada.

Aunque es claro que son dos investigadores diferentes y dos investigados, con actos diferentes, los hechos son los mismos, pero con una sola conclusión para el alto tribunal: ambos excongresistas se concertaron para buscar testigos que beneficiaran a Uribe. Prada como supuesto cómplice y Uribe, presunto determinador.