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Cuando tome posesión el 1 de enero, con las calles de la ciudad todavía cubiertas por el confeti del Año Nuevo en Time Square, el alcalde de Nueva York Zohran Mamdani lo hará ungido por el endoso menos esperado, el del presidente Donald Trump, que hasta no hace mucho amenazaba con cortar fondos federales al “lunático radical de izquierdas”.
El primer encuentro entre ambos en la Oficina Oval se celebró en los términos “civilizados” que Trump había prometido, y terminó con el presidente reconociendo que “le estaba pegando un poco fuerte”.
“Creo que nos llevaremos bien. Mira, buscamos lo mismo: queremos hacer que Nueva York sea fuerte”, declaró el mandatario conservador en una entrevista con ‘Fox News’.
Al igual que cuatro de cada 10 habitantes de la ciudad, Mamdani nació en el extranjero, y desde su campaña hasta los discursos posteriores a su elección, prometió una agenda migratoria que no colaborará con la política de deportaciones masivas de Trump, a quien acusó de “traicionar a la nación”.
Él, que se había autodenominado como “la peor pesadilla de Donald Trump”, también suavizó su discurso, estrechó sin reservas la mano del presidente y calificó la reunión de “productiva” y “centrada en un lugar de admiración y amor compartidos, que es Nueva York, y la necesidad de ofrecer asequibilidad a los neoyorquinos”.
Trump lo felicitó por su campaña, que definió como “una carrera increíble contra gente muy dura”, anticipó que “va a sorprender a algunos conservadores” y se mostró dispuesto a dejar de lado las diferencias, por el bien de Nueva York. “Cuanto mejor le va (a Mamdani), más feliz soy yo”, afirmó.
Fin de la guerra de descalificaciones
Fue un giro en la campaña de insultos que había desplegado Trump sobre el legislador estatal nacido en Uganda, de padres indios, musulmán y confeso socialista, a quien calificó de “comunista” y “odiador de judíos”, y al que amenazó con retirar 7.400 millones de dólares en fondos federales, que representan el 6,4% del presupuesto de la ciudad.
El magnate conservador apoyó a Andrew Cuomo en las elecciones a alcalde, a las que el exgobernador de Nueva York se lanzó como independiente, luego de perder las primarias demócratas frente a Mamdani.
También llegó a decir que era un inmigrante ilegal y que no dudaría en arrestarlo si el joven de 34 años cumplía su promesa de no cooperar con las autoridades de inmigración.
Mamdani ha dejado claro que es socialista democrático, una ideología cercana al socialismo de los países nórdicos, y ha promovido una agenda de volver asequibles bienes básicos: la vivienda, los servicios, la comida, el cuidado infantil y el transporte.
Working people have been left behind in New York. In the wealthiest city in the world, one in five can't afford $2.90 for the train or bus. As I told Trump today— it’s time to put those people right back at the heart of our politics. pic.twitter.com/PUVQfuT38s
— Zohran Kwame Mamdani (@ZohranKMamdani) November 21, 2025
Ha prometido líneas de autobuses gratuitas, abordar la inflación (un área en el que apenas 26% de los estadounidenses aprueba la gestión de Trump) y el altísimo costo de la vivienda, que hace que los neoyorquinos paguen casi el doble del promedio nacional por concepto de alquileres.
Es un crítico acérrimo de Israel, pero contó con el apoyo de financistas y políticos judíos, e incluye personal judío en su equipo de trabajo, entre ellos la comisionada de policía Jessica Tisch.
¿Paz por cuánto tiempo?
Antes de partir a Washington, Mamdani declaró a los periodistas que lo entrevistaron frente al Ayuntamiento que “tengo la intención de dejar claro al presidente Trump que trabajaré con él en cualquier agenda que beneficie a los neoyorquinos”.
“Lo que realmente aprecio del presidente es que la reunión que tuvimos no se centró en los puntos de desacuerdo, que hay muchos, sino también en el propósito común que tenemos al servir a los neoyorquinos”, aseguró al término de la reunión, que se produjo a solicitud suya.
El tono del encuentro fue tan gentil que Trump incluso se dedicó a sacar de aprietos a Mamdani ante algunas preguntas de los periodistas.
Cuando un representante de la prensa le preguntó si sostenía sus dichos de que Trump era un fascista, el presidente salió en su auxilio: “Está bien. Puedes simplemente decir que sí. ¿Vale? Es más fácil. Es más fácil que explicarlo. No me importa”.
El magnate inmobiliario incluso llegó a confesarse deseoso de que Mamdani pudiera cumplir su promesa de construir viviendas asequibles.
Pero una realidad más cruda detrás del encuentro soñado fue delineada por un alto funcionario de la administración Trump, que le declaró a la agencia AP bajo condición de anonimato que la posibilidad de congelar fondos federales para la ciudad sigue siendo una opción.
Será cuestión de tomar el tiempo y ver cuánto dura la luna de miel entre los hombres de Queens.
Con AP y Reuters
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