Por: RFI

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Este artículo fue curado por pulzo   Ago 2, 2025 - 9:16 am
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Miles de espectadores en las carreteras, audiencias televisivas en aumento, suspense… La cuarta edición del Tour de Francia confirma los espectaculares avances del ciclismo femenino, pero su modelo económico sigue siendo frágil.

“Hace tres años, cuando relanzamos la prueba, el nivel era muy heterogéneo y teníamos que buscar ciudades etapa porque no había candidatas”, recuerda Christian Prudhomme, director de ciclismo de ASO, organizador del Tour masculino y femenino.

“Hoy en día, hay verdadero suspense y las ciudades ahora compiten por acoger etapas” del Tour femenino, añade.

Exitosa nueva versión

En solo cuatro años de existencia, la nueva versión del Tour femenino, heredero de un proyecto de 1955 del periodista Jean Leulliot, ha encontrado su camino, su público y una legitimidad deportiva y mediática que deberían “hacerlo sostenible”, según su directora Marion Rousse.

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Los múltiples intentos por crear una prueba paralela a la de los hombres terminaron en fracasos.

“Marianne Vos (icono del ciclismo femenino en actividad) vino a buscarnos hace quince años para que hiciéramos algo por la visibilidad del ciclismo femenino”, recuerda Prudhomme, cuya primera iniciativa fue crear una prueba de un día al margen de la carrera masculina, ‘La Course by le Tour’.

Sin ingresos por venta de entradas y en ausencia de redistribución de los derechos televisivos, el ciclismo femenino, como el masculino, sobrevive únicamente gracias a los patrocinadores.

De ahí la importancia de la exposición mediática: el Tour de Francia femenino se retransmite en 190 países con un total de 25 horas en directo para esta edición, recuerda regularmente ASO.

Los primeros datos disponibles mencionan audiencias “históricas”, según Eurosport y France Télévisions, que emiten el evento en Francia.

Durante las cinco primeras etapas, France 2 registra un promedio de 2,2 millones de telespectadores (26,8% de cuota de pantalla), alcanzando un pico de 4,1 millones el domingo durante la etapa emitida junto a la de los hombres.

El año pasado, el pico fue de cerca de 3,5 millones de telespectadores para la llegada en Alpe d’Huez, según cifras del organizador.

A modo de comparación, el Tour masculino registró su mejor puntuación en 20 años durante la última etapa en París el domingo, que atrajo hasta 8,7 millones de telespectadores en France 2.

Salario mínimo y permiso de maternidad

“El Tour de Francia representa el 80% del impacto mediático para el ciclismo femenino”, asegura Christian Prudhomme.

Declaraciones confirmadas por los jefes de las formaciones, como Stephen Delcourt, manager del FDJ-Suez, el actual mejor equipo del mundo fundado en 2006 gracias al apoyo financiero de Futuroscope -parque temático centrado en la tecnología multimedia-.

“Había que estar un poco loco para embarcarse en una aventura así. Pero hoy las chicas reciben la recompensa que merecen gracias a ASO, a quienes nunca agradeceremos lo suficiente”, señala Stephen Delcourt.

Las mujeres pueden vivir del ciclismo hoy en día, dado que la UCI ha establecido un salario mínimo para las corredoras del World Tour (44.000 euros brutos anuales, 50.000 dólares).

También tienen derecho a un permiso de maternidad pagado al 100% durante los tres primeros meses, el cual se incluye en el cálculo de la pensión.

La francesa Aude Biannic (Movistar), quien a sus 34 años “ha conocido las dos épocas del ciclismo femenino”, disfruta de esta nueva realidad.

“Hace diez años, tomábamos las carreras como una broma, un poco como unas vacaciones”, destacaba el lunes a la AFP.

“Hoy todo es más profesional. Evolucionamos bajo las mismas condiciones que los hombres, mientras antes nos cambiábamos en los maleteros de los coches y dormíamos a veces en escuelas secundarias”.

Las bicicletas, los autobuses ultracómodos, la nutrición, los seguimientos de rendimiento… “Ya no tenemos mucho que envidiar a los hombres”, reconoce la francesa Cédrine Kerbaol.

Pero la brecha entre los equipos más grandes y los demás sigue siendo muy amplia y “el equilibrio financiero del ciclismo femenino sigue siendo frágil”, recuerda Marion Rousse cuando se le pregunta sobre la viabilidad de una disciplina cuyo Tour sirve como locomotora mientras se espera que otras pruebas reciban la misma cobertura mediática para que los patrocinadores actuales no se desanimen.

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