Lo que prometía ser un momento de descanso en familia terminó en tragedia para los Carreón Calderón, quienes se hospedaban en un hotel en Ixtapa, México. Sajid Carreón Calderón, un padre de familia mexicano, falleció tras recibir una descarga eléctrica mientras se encontraba en el jacuzzi de la villa asignada. La familia denuncia graves fallas en el mantenimiento de las instalaciones y falta de atención oportuna por parte del hotel.
Según el testimonio de Estefanía, esposa de la víctima, los problemas con la villa se hicieron evidentes desde el primer día. La noche del accidente, Sajid mencionó sentir pequeñas descargas al ingresar al agua. Aunque al principio se pensó que se trataba de una broma, Estefanía corroboró la situación cuando también sintió un tirón eléctrico en su tobillo al meter el pie en el jacuzzi.
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El sistema de hidromasaje y las lámparas seguían funcionando, pero lograron apagarlos rápidamente. Sajid se mantuvo fuera del agua, apoyado en un barandal, mientras pedía que se llamara al personal de mantenimiento. La angustia aumentó al ver que nadie llegaba tras varios minutos de espera, por lo que la esposa pidió que se grabara lo que estaba ocurriendo como evidencia.
Cerca de 20 minutos después, al no recibir ayuda, Sajid intentó salir del lugar saltando hacia la terraza. Fue en ese instante, justo en el aire, cuando recibió una descarga fulminante que lo dejó tendido con signos evidentes de electrocución: las manos rígidas y el cuerpo morado.
Estefanía, con ayuda de su suegra, lo sacó del área y le practicó RCP hasta que llegaron un salvavidas y dos trabajadores del hotel. Sin embargo, el desfibrilador que llevaban no funcionaba. La necropsia confirmó más tarde que la causa de muerte fue un infarto agudo al miocardio provocado por una fuerte descarga eléctrica.
La familia ha denunciado no solo la falta de mantenimiento del jacuzzi, sino también la deficiente respuesta ante la emergencia. Seis días después del suceso, el hotel emitió un escueto comunicado en el que lamentaba la muerte de uno de sus huéspedes y prometía colaborar con las autoridades.
Sin embargo, los abogados de la familia aseguran que la investigación de la fiscalía presenta irregularidades. Solicitaron acceso al lugar con peritos independientes, pero el día de la visita se les negó la entrada, lo que avivó el temor de que la escena haya sido alterada.
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Estefanía exige que se determinen responsabilidades, se garantice justicia y se obtenga una reparación adecuada. “No se puede permitir que esta muerte quede impune. Mi esposo murió por la negligencia de un lugar que debía ofrecer seguridad”, declaró.
Mientras la familia exige verdad y justicia, el hotel continúa operando, lo que ha intensificado el debate sobre la responsabilidad legal y ética de los complejos turísticos ante fallas que pueden costar vidas.
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