El 11 y 12 de julio de este año, el equipo científico detrás del telescopio espacial James Webb liberó las primeras imágenes captadas por el aparato y personas de todo el mundo se maravillaron. “No es más que una nube, como las que todos los días aparecen en el firmamento y se disuelven en jirones que desaparecen, pero esta engendra miles de soles, miles de mundos, miles de posibilidades”, escribió el astrofísico colombiano Juan Diego Soler sobre la nebulosa Carina.

El telescopio gigante de Magallanes, que se cree tendrá cuatro veces la resolución que el Webb, está en proceso de construcción y se ubicará en las montañas del desierto de Atacama en Chile. El proyecto acaba de recibir una donación de 205 millones de dólares, destinados a apoyar la construcción del aparato de 65 metros de altura.

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“La financiación es verdaderamente un esfuerzo de colaboración de nuestros fundadores. Dará como resultado la fabricación de los espejos más grandes del mundo, la montura gigante del telescopio que los sostiene y los alinea, y un instrumento científico que nos permitirá estudiar la evolución química de las estrellas y los planetas como nunca antes”, dijo Robert Shelton, presidente de la Organización del telescopio gigante de Magallanes (GMTO por sus siglas en inglés).

El telescopio tendrá 10 veces el área de recolección de luz y cuatro veces la resolución espacial del Webb, y será 200 veces más potente que cualquier otro telescopio de investigación actualmente en uso. Por esto, es considerado por muchos como el futuro de la exploración espacial. Utilizará una matriz de siete espejos con un diámetro de 8,4 metros, que pesan 18 toneladas. El área total de captación de luz de 368 m² proporcionará imágenes suficientemente claras para distinguir pequeños detalles de la moneda desde una distancia de casi 160 kilómetros.

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“Esta extraordinaria claridad de imagen permitirá a los científicos de todo el mundo obtener nuevas pistas sobre la naturaleza fundamental y la evolución del Universo, desde la búsqueda de signos de vida en exoplanetas distantes hasta la investigación de los orígenes cósmicos de los elementos químicos”, explica la página del telescopio. 

En el momento, no existe una fecha exacta para que el telescopio empiece a operar, aunque se espera que sea para finales de esta década. La idea del proyecto inició en 2004 y en 2012 empezó el proceso de construcción. Hoy en día, seis de los siete segmentos del espejo primario se han fundido y el tercer segmento ha completado su fase de pulido de dos años.

El telescopio será ensamblado en una instalación recién construida.