Los tres muertos confirmados son una niña de 9 años que falleció debido al derrumbamiento de un muro en un colegio en la localidad de Takatsuki (prefectura de Osaka).

“La parte superior de un muro de 3,5 metros de alto junto a la piscina del establecimiento se derrumbó y la estudiante quedó atrapada”, explicó Takeshi Hamada, el alcalde de la localidad de Takatsuki, al norte de Osaka, donde ocurrió el drama.

También murió un hombre de 85 al que se le cayó encima una estantería en su casa de Ibaraki (en la misma prefectura) y otro varón de 80 que quedó sepultado bajo una pared en la ciudad de Osaka.

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El terremoto, por el que no se activó la alerta de tsunami, alcanzó el nivel 6 bajo en la escala japonesa cerrada de 7 grados (que analiza el grado de agitación en la superficie) en la prefectura de Osaka y de 5 alto en la vecina prefectura de Kioto.

Varios edificios en las ciudades de Osaka y Takatsuki se han derrumbado e incendiado, según las imágenes emitidas por las televisiones locales, que ha informado de que podría haber personas atrapadas.

El temblor causó la suspensión del servicio de tren bala en la zona, así como de los servicios ferroviarios locales de las prefecturas de Osaka, Shiga, Hyogo, Kioto y Nara, que retomaron su actividad horas después.

El suministro eléctrico ya se ha recuperado en la región después de que unas 170.000 viviendas sufrieran cortes de electricidad, mientras que 110.000 no tienen gas y según la empresa Osaka Gas, tardarán unos 10 días en restablecer el servicio.

Algunas ciudades sufren también cortes de agua y también se ha producido la inundación de algunas zonas en la prefectura de Osaka por rupturas en el alcantarillado.

Según el ministerio de Salud, algunos centros médicos de la zona han sufrido daños en sus infraestructuras, así como cortes de agua, parones en los ascensores y escasez de personal, ya que algunos trabajadores no han podido acceder a sus puestos por la falta de transporte.

El aeropuerto Internacional de Kansai, el más importante del oeste de Japón, ha sido reabierto después de que se confirmara el buen estado de sus pistas, mientras que en el segundo aeropuerto de esta ciudad, el de Osaka, se cancelaron 80 vuelos.

Para algunos, este episodio reavivó el traumatismo del terremoto ocurrido el 11 de marzo de 2011 en el noreste del país, que provocó un terrible tsunami que causó 18.000 muertos y un grave accidente en la central nuclear de Fukushima.

“He pensado que iba a ocurrir lo mismo”, dijo Saki Iwashimizu, una habitante de Osaka de 52 años. “Ha sido tan espantoso”, agregó.

“El suelo ha temblado con violencia. Ha sido una fuerte sacudida vertical. Casi todos los platos han caído y se han roto contra el suelo”, explica Kaori Iwakiri, una enfermera de 50 años.

Tras el terremoto hubo varios temblores de menor fuerza en la zona, y las autoridades alertaron a los habitantes de la región contra el riesgo de derrumbes de casas y de corrimientos de tierra, ya que se esperan lluvias.

Japón se sitúa en el Cinturón de Fuego del Pacífico, una extensa zona que concentra la mayor parte de los seísmos y las erupciones volcánicas del planeta.

La Autoridad de Regulación Nuclear señaló por su parte no haber detectado nada anormal en las centrales de la región, mientras que varias empresas, entre las cuales los fabricantes de automóviles Honda y Daihatsu, tuvieron que suspender su producción para llevar a cabo verificaciones.

Ninguno de los 15 reactores nucleares con los que cuenta esta región se han visto afectados por el temblor, indicaron las autoridades.

Japón se asienta sobre el llamado Anillo de Fuego, una de las zonas sísmicas más activas del mundo, y sufre terremotos con relativa frecuencia por lo que las infraestructuras están especialmente diseñadas para aguantar los temblores.