Las fuerzas armadas ucranianas confirmaron que Moscú había “intensificado su ofensiva” en el flanco oriental.

El ministro ruso de Relaciones Exteriores, Serguéi Lavrov, anunció una “nueva fase” de la ofensiva. “Estoy convencido de que será un momento muy importante para esta operación especial”, declaró Lavrov a la prensa india, usando el término con el cual Moscú se refiere a la violenta invasión.

A su vez, el ministro ruso de Defensa, Serguéi Shoigu, aseguró que sus tropas estaban implementando un “plan de liberación” de las autoproclamadas repúblicas de Donetsk y Lugansk”, los territorios separatistas prorrusos del este de Ucrania.

El secretario general de la ONU, Antonio Guterres, denunció una “concentración intensa de fuerzas y fuego” que hace esta batalla inevitablemente más violenta, sangrienta y destructiva” y pidió una “pausa humanitaria” de cuatro días con ocasión de la Pascua ortodoxa. (Vea también“Así es la vida”: con ironía, Rusia revela a dónde apunta todo su arsenal nuclear).

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Previamente, su ministerio anunció que el ejército ruso había neutralizado trece posiciones ucranianas en el Donbás, incluyendo la ciudad clave de Sloviansk, y bombardeado otros “60 objetivos militares”, algunos en la línea del frente oriental de Ucrania.

El ministerio ruso lanzó además una advertencia “a los militares del ejército ucraniano”: “No pongan a prueba a la suerte, tomen la decisión correcta, la de poner fin a las operaciones militares y depongan las armas”.

Pero las autoridades ucranianas parecen poco dispuestas a satisfacer las exigencias de Moscú.

“No importa cuántos soldados rusos se traigan hasta aquí, lucharemos. Nos defenderemos“, advirtió el lunes el presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, después de anunciar el inicio de la batalla por el Donbás.

La conquista de esta región minera controlada parcialmente por separatistas prorrusos brindaría a Moscú una franja continua de terreno en la costa del Mar Negro hasta la península de Crimea, que Rusia se anexionó en 2014.