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El abogado Robert Badinter, figura clave en la abolición de la pena de muerte en Francia en 1981, será ingresado este jueves al Panteón en una ceremonia solemne impulsada por el presidente Emmanuel Macron. En entrevista con RFI, el sociólogo francés Michel Wieviorka sostiene que, aunque hoy —44 años después de su promulgación— muchos franceses se declaran partidarios de restablecerla, “no es realista pensar que esa ley pueda modificarse”.
Robert Badinter, exabogado y ministro de Justicia, falleció en febrero de 2024 a los 95 años. Es considerado una “figura moral”, un “personaje enorme” que descansará en la antigua iglesia convertida en necrópolis nacional al inicio de la Revolución Francesa, según declaró a la prensa el historiador Denis Peschanski.
Las celebraciones comenzarán el miércoles por la noche con una vigilia fúnebre en el Consejo Constitucional, institución que Badinter presidió entre 1986 y 1995. El público podrá acudir para rendirle homenaje frente a su féretro.
El jueves por la tarde, el féretro será trasladado al Panteón para una ceremonia “sobria” y “solemne” que comenzará a las 19:00 (17:00 GMT) y tendrá una duración aproximada de una hora.




Badinter, nombrado ministro de Justicia por François Mitterrand, solicitó desde la tribuna de la Asamblea Nacional el 17 de septiembre de 1981 la abolición de la pena de muerte en Francia, cumpliendo así una promesa del presidente socialista, en contra de la opinión mayoritaria de la época.
“Lo decisivo para la abolición fue la palabra de François Mitterrand. Lo clave fue que ese presidente socialista anunciara su respaldo a la ley al ser elegido. A comienzos de los años ochenta, Mitterrand gozaba de un clima político muy favorable”, explicó Wieviorka a RFI.
49% de franceses por el restablecimiento de la pena de muerte
Cuatro décadas después, sin embargo, se percibe un deterioro en la opinión pública respecto de esta ley, considerada histórica. Según una encuesta realizada en febrero, el 49 % de los franceses se muestra favorable a restablecer la pena de muerte, el nivel más alto desde 2009, cuando el apoyo era del 32 %. ¿Qué opina Wieviorka sobre esta paradoja?
La pena de muerte no es un tema muy popular. Francia enfrenta numerosos problemas de seguridad, crímenes, narcotráfico, feminicidios, etc. En este contexto, muchas personas apoyan la pena capital. Por eso, no me sorprenden los resultados de esa encuesta. Pero, al mismo tiempo, estos sondeos no tienen consecuencias prácticas. Esta ley no puede modificarse. Esa es la realidad”, afirma.
El sociólogo considera, además, que restablecerla no serviría para resolver esos problemas.
“Muchos creen que si se restableciera la pena de muerte habría menos crímenes y más seguridad. Esa es la idea general. Pero todos los estudios serios en ciencias políticas demuestran que no existe una relación directa entre la pena capital y la disminución de la criminalidad. Eso es seguro. Cuando alguien decide matar, no se detiene a pensar si existe o no la pena de muerte. Simplemente lo hace”, explica Wieviorka.
Pena de muerte y crisis de la justicia
Uno de los factores que explican el apoyo creciente a la pena capital es la percepción de ineficacia del sistema judicial. Para Wieviorka, se trata de una cuestión de percepciones.
“En Francia hay una crisis institucional que incluye a la justicia. Pero hay que diferenciar dos cosas: por un lado, esta idea de que la justicia está en crisis; por el otro, la percepción de que no se aplica de la misma manera a todos, que está politizada. Hay quienes creen que la justicia favorece a la izquierda y que no hay justicia para la derecha. Pero esas opiniones no reflejan el funcionamiento real del sistema judicial francés, que, en términos generales, funciona bastante bien. Es cierto que hay personas que no aceptan, por ejemplo, la condena del expresidente de derecha Nicolas Sarkozy o, antes de él, la de Marine Le Pen. Esto hace que critiquen la justicia por razones políticas. Pero eso no significa que la justicia no funcione. El verdadero problema es que no hay suficiente presupuesto para que la justicia funcione mejor, pero no se trata, de ninguna manera, de una crisis”, concluye Wieviorka.
El sociólogo francés estima que su país está “viviendo un momento de crisis política, un momento de derechización de la sociedad. Es un momento en que el poder político francés es muy débil. En este clima, en esta situación, hay gente que quiere hacer sondeos para demostrar que la población desea el restablecimiento de la pena de muerte. Pero a mí no me parece realista imaginar un cambio rápido sobre este tema”, concluye.
Esta será la quinta “panteonisación” bajo el mandato de Emmanuel Macron, tras las de Simone Veil —superviviente de Auschwitz y autora de la ley sobre la interrupción voluntaria del embarazo—, el escritor Maurice Genevoix —cronista de los horrores de la Primera Guerra Mundial—, la estrella del music-hall y militante antirracista Joséphine Baker, y el resistente comunista de origen armenio Missak Manouchian.
El historiador y resistente Marc Bloch será ingresado al Panteón en junio, 82 años después de su ejecución por la Gestapo en 1944.
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