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Recortar la ayuda internacional al desarrollo cuesta vidas humanas. Eso es lo que concluye un estudio del Instituto para la Salud Global de Barcelona (ISGlobal), a cual tuvo acceso la agencia AFP el lunes 17 de noviembre.
En el peor de los casos, que implica recortes presupuestarios masivos, el nuevo estudio avanza la cifra de 22,6 millones de muertes adicionales hacia 2030, de las cuales 5,4 millones serían de menores de cinco años, en comparación con una situación sin cambios.
En el otro extremo, una reducción más moderada de la ayuda exterior provocaría 9,4 millones de muertes adicionales, de acuerdo con el citado estudio.
Estas conclusiones son una actualización de un estudio realizado a principios de este año, que se centraba únicamente en las consecuencias de los recortes en la ayuda exterior decididos por la administración Trump, en particular el desmantelamiento de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), y que preveía 14 millones de muertes adicionales.
El nuevo estudio toma en cuenta las reducciones en la ayuda oficial al desarrollo en su conjunto, ya que Reino Unido, Francia y Alemania, por ejemplo, han reducido su ayuda.
“Es la primera vez en 30 años que Francia, Alemania, el Reino Unido y Estados Unidos reducen su ayuda al mismo tiempo”, confirma a la AFP uno de los autores del estudio, Gonzalo Fanjul, del ISGlobal.
“Los países europeos no son comparables a Estados Unidos, pero si los consideramos en su conjunto, el golpe al sistema de ayuda mundial es extraordinario. No tiene precedentes”, afirma el investigador.
Los resultados de este estudio, realizado por investigadores españoles, brasileños y mozambiqueños, se enviaron el lunes a la revista ‘The Lancet Global Health’ y están a la espera de ser evaluados.
Se basa en datos que muestran cómo la ayuda ha permitido reducir el número de muertes en el pasado, en particular gracias a la prevención del VIH, la malaria y la tuberculosis.
“Señal de alarma”
Poco después de asumir el cargo, Donald Trump, impulsado por el multimillonario Elon Musk, redujo en más de un 80% la ayuda exterior de Estados Unidos.
También desmanteló la USAID, que era la mayor agencia de ayuda exterior del mundo y había distribuido unos 35.000 millones de dólares en 2024.
El secretario de Estado estadounidense, Marco Rubio, declaró que esta ayuda no servía a los intereses fundamentales de Estados Unidos, subrayando en particular que los países beneficiarios habían votado en contra de Estados Unidos en las Naciones Unidas.
En su audiencia ante el Congreso, Rubio negó que los recortes en la ayuda estadounidense hubieran causado muertes y acusó a los detractores de depender del “complejo industrial de las ONG”.
En lugar de intentar cubrir este déficit, Reino Unido, Francia y Alemania también han reducido su ayuda debido a sus propias restricciones presupuestarias y al aumento del gasto en defensa tras la invasión de las tropas de Rusia en Ucrania.
Entre los principales países donantes, la ayuda de Japón se ha mantenido relativamente estable en los últimos dos años.
Más allá del cese inmediato de algunos programas de ayuda, el estudio señala que estas reducciones también afectan a políticas públicas “difícilmente establecidas a lo largo de décadas de cooperación internacional”.
Gonzalo Fanjul reconoce la necesidad de que los países se liberen a largo plazo de la ayuda internacional, en particular en lo que respecta a su dependencia de la financiación de la lucha contra el VIH.
Sin embargo, afirma que “el problema radica en la rapidez y la brutalidad del proceso”.
Davide Rasella, autor principal del estudio, destaca que la Administración Trump prometió 20.000 millones de dólares para apoyar a Argentina.
Sin embargo, en el contexto mundial, la ayuda al desarrollo “no representa nada enorme”, afirma, y añade que los responsables políticos “modifican los presupuestos sin darse cuenta realmente del número de vidas que están en juego”.
El estudio ha sido financiado por la Fundación Rockefeller y el Ministerio de Investigación español.
“Estos datos constituyen una señal de alarma urgente para todo el mundo”, afirmó un portavoz de la organización filantrópica con sede en Nueva York.
Este artículo fue traducido de su original en francés.
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