La última vez que se supo de él fue cuando partió de Lyon, donde está ubicada la sede de la policial internacional. Según la radio Europe 1, la esposa del chino Hongwei, que sigue en esa ciudad francesa con sus hijos, acudió a la policía porque no tenía ninguna información de su marido, de 64 años, desde que emprendió viaje a China.

La Policía Judicial francesa interrogó a la mujer de Hongwei y decidió abrir una investigación por la inquietante desaparición.

Hongwei Meng era vicesecretario de seguridad chino cuando fue elegido al frente de Interpol en noviembre de 2016 en sustitución de la francesa Mireille Ballestrazzi, para un mandato de cuatro años.

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Considerado un peso pesado del Partido Comunista chino, su nombramiento creó gran malestar entre las organizaciones defensoras de los derechos humanos, que consideran que Pekín se sirve de Interpol para perseguir a opositores al régimen.

Además, porque China llevaba a cabo entonces una intensa campaña para capturar a fugitivos y disidentes en el extranjero, que para varios observadores servía como pretexto para purgas en el seno mismo del Partido Comunista chino.

Pekín ha utilizado a menudo a Interpol para “detener a disidentes y refugiados en el extranjero”, había alertado entonces Amnistía Internacional.

Interpol, que está integrada por 192 países y coordina la acción policial internacional, aseguró entonces que el presidente no se ocupa de la dirección operativa de la organización, que recae en el secretario general, puesto que en la actualidad ocupa el alemán Jürgen Stock.

El artículo 3 de sus estatutos prohíbe toda injerencia en materia política. Además de representaciones en todos los países miembros, Interpol cuenta con siete oficinas regionales en el mundo, que se suman a las que hay ante la ONU, en Nueva York, y ante la Unión Europea, en Bruselas.

El presidente de Interpol, como el resto de los miembros de Comité Ejecutivo, lo elige la Asamblea General de la organización en la que están representados todos los Estados miembros.

Sus funciones son, básicamente, aplicar las orientaciones decididas por esos países y supervisar el trabajo del secretario general.