Los expertos, liderados por David Veesler, profesor asistente de bioquímica de la Universidad de Washington, y Davide Corti, especialista de la compañía de investigación Humabs Biomed SA., aislaron 25 anticuerpos de las células que vencieron al SARS o SARS-CoV, según publica la revista Nature, en un informe previo del total de la prometedora investigación.

De aquellos 25 anticuerpos, explica el mismo medio, 8 son capaces de neutralizar el SARS-CoV-2 o COVID-19. El anticuerpo denominado S309 resultó ser particularmente potente contra el nuevo coronavirus”, agrega la investigación.

Los científicos analizaron la estructura de ese anticuerpo y encontraron que se une a la proteína S en forma de espiga del COVID-19 e impide que el virus penetre las células sanas y las infecte con su material genético, detalla Nature.

Los autores de la investigación esperan que sus hallazgos sean útiles para encontrar una vacuna o, al menos, un tratamiento para combatir al COVID-19, finaliza la revista especializada.

Este estudio es respaldado por otro de la Universidad de Tokio que apunta a que las poblaciones de Japón y otros países de Asia Oriental cuentan con mayor protección inmunológica frente al nuevo coronavirus gracias a su exposición previa a otros patógenos relacionados.

Esto podría explicar “la menor mortalidad que se registra en Japón y otros países del sudeste de Asia”, según dijo el profesor Tatsuhiko Kodama, del Centro de Estudios de Ciencia Avanzada y Tecnología de la Universidad de Tokio.

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Los análisis realizados en muestras de anticuerpos a más de un centenar de japoneses “indican que la inmunidad contra el SARS-CoV-2 existe en muchos individuos no expuestos al patógeno debido a una exposición previa a la proteína de otro coronavirus de la misma familia”, explicó Kodama.

Los resultados preliminares del estudio, en cuyo marco se continúan analizando a diario decenas de muestras de pacientes, “sugieren que la inmunidad frente al nuevo coronavirus ya existe en muchos países de Asia Oriental”, señaló el experto.

El motivo de esta inmunidad subyacente sería la mayor circulación en Asia Oriental de otras variedades de coronavirus, entre ellas las causantes de los brotes del síndrome respiratorio agudo (SARS) en 2003 y de la epidemia del síndrome respiratorio de Oriente Medio (MERS) en 2012.

“En Asia Oriental tenemos una larga historia de enfermedades con síntomas similares a la gripe. Muchos de estos virus vinieron originalmente de China y otros puntos del sudeste asiático, y luego se propagaron hacia Oriente Medio y Europa”, dijo el profesor de la Universidad de Tokio.

Así, los autores del estudio creen que la exposición previa a los virus de la familia del SARS-CoV-2 “marca una gran diferencia en la respuesta inmunológica y la tasa de mortalidad” del nuevo patógeno entre países de Asia y del resto del mundo, señaló Kodama al interpretar que “se trata de una diferencia inmunológica, no genética”.

Es una diferencia enorme que no ha sido estudiada de forma extensiva, y necesitamos comprender a qué se debe”, señaló Kodama, quien también dijo desconfiar de los datos sobre contagios de COVID-19 que ofrecen las autoridades niponas debido al reducido número de tests PCR realizados.