Cuando el papa Benedicto XVI anunció su histórica renuncia en febrero de 2013, marcó un precedente sin igual en la Historia reciente del catolicismo, y surgió la inquietud de saber cómo sería la vida de la Iglesia con dos papas.

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En su momento, el papa Francisco dijo: “Es como tener al abuelo en casa”, aunque la realidad no fue tan idílica.

Al inicio, lo que era una inédita situación en la Iglesia con multitud de interrogantes se convirtió en una convivencia discreta y amistosa, pero con el tiempo surgieron los problemas de la presencia de dos voces que representaban a las dos Iglesias, la conservadora de Ratzinger y la reformista de Bergoglio.

Cómo fue la relación de Benedicto XVI y Francisco

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Al cumplirse un año de la renuncia del pontífice alemán, el que fuera su portavoz, Federico Lombardi, destacó la “solidaridad espiritual” entre los papas Francisco y Benedicto XVI y que en ningún momento hubo temores sobre la situación que se creó porque “el papado es servicio y no poder”.

Lombardi revelaba, entonces, que ambos habían tenido varios encuentros y que “uno ha ido a casa del otro y viceversa”, además de mantenerse en contacto a través del teléfono o mediante mensajes.

Algunos de estos encuentros fueron publicados y otros no, pero Francisco estuvo en contacto con Benedicto XVI hasta el final de sus días y le visitó cuando ya estaba muy enfermo. Además, no faltó nunca su visita por el cumpleaños o para felicitarle la Navidad.

Las intervenciones de Benedicto XVI que incomodaron a Francisco

Si bien, los dos papas intentaron mantener una relación basada en la cordialidad y el respeto, hubo situaciones que tensionó dicha amistad.

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A medida que pasaba el tiempo, las intervenciones del papa emérito fueron cada vez más numerosas. En abril de 2019, después de la histórica cumbre en el Vaticano para acabar con los abusos por parte del clero, Benedicto XVI rompió su silencio sobre el tema.

El religioso alemán vinculó estos escándalos a un supuesto colapso moral de las sociedades contemporáneas, sobre todo desde la década de 1960.

Luego, en enero de 2020, se anunció un nuevo libro firmado por Benedicto XVI y el cardenal Robert Sarah, uno de los principales líderes de la facción conservadora que critica cada movimiento de Francisco, algo que causó revuelo en el Vaticano.

Ante esto, Sarah dio marcha atrás y anunció que “considerando las controversias que han provocado la publicación del libro” él quedaría como el autor y figuraría la contribución de Benedicto XVI.