A esa cifra se suman otras 1.293 víctimas mortales registradas en Siria, de las cuales 593 hacen parte de las regiones controladas por el gobierno y al menos 700, de las zonas bajo control de los rebeldes.

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El total, en ambos países el númerose eleva a 3.055 fallecidos, de acuerdo al más reciente informe conjunto de víctimas.

Al respecto, el portugués Antonio Guterres, secretario general de la ONU, aseguró mediante comunicado oficial que las ayudas se encaminan a suelo otomano, donde el intenso frío ocasionado por el invierno podría hacer aumentar los decesos.

“Nuestros equipos están en el área para evaluar las necesidades y dar asistencia”, apuntó.

Entre tanto, Filippo Grandi, alto comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados añadió que su agencia está “proporcionando ayuda urgente a los supervivientes a través de equipos sobre el terreno”.

Es así como grandes potencias y países en genral han anunciado que movilizarán personal de rescate y asistencia, así como suministros al lugar del siniestro, donde una cadena de poderosos sismos destruyó la zona limítrofe de Turquía y Siria.

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Recep Tayyip Erdogan, autócrata que funge como presidente de Turquía, declaró una semana de luto nacional por las víctimas de la tragedia.

“Se ha declarado un periodo de luto nacional de siete días. Nuestra bandera estará izada a media asta hasta la puesta de sol del domingo 12 de febrero de 2023 en todas nuestras representaciones nacionales y extranjeras”, trinó el mandatario.

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