En Charleston, Carolina del Sur, y vestido con un chaleco antibalas con la inscripción “seguridad”, Kanye West hizo un discurso incoherente durante un mitin reservado a invitados, que tuvieron que llevar mascarillas y respetar las normas de distanciamiento social, según medios de Estados Unidos.

La estrella del rap dijo que había deseado que su esposa, Kim Kardashian, abortara cuando estaba embarazada de su hija North, y habló de su padre.

“Mi padre quería que mi madre abortara de mí. Mi madre me salvó la vida. No habría habido Kanye West porque mi padre estaba demasiado ocupado”, declaró el cantante, que se puso a llorar en ese momento.

Luego habló de forma ininteligible durante un minuto y gritó: “¡Casi mato a mi hija! ¡Casi mato a mi hija!”.

El rapero precisó que cree que el aborto debe ser legal, pero propuso algo llamado “aumento máximo”, que consistiría en dar “un millón de dólares o algo así” a las mujeres que tuvieran un bebé para disuadirlas de interrumpir su embarazo.

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En otro momento de su discurso, West dijo que la célebre abolicionista estadounidense “Harriet Tubman nunca liberó realmente a los esclavos, sólo hizo trabajar a los esclavos para otros blancos”.

El ganador de 21 Grammys se pronunció además en contra de un mayor control de armas al afirmar que “disparar pistolas es divertido” y que si la gente dejara de tener armas otros países podrían invadir EE. UU. y “esclavizar” a su población.

Algunos de los pasajes de su discurso circularon por las redes sociales suscitando indignación e inquietud sobre la salud mental del cantante.

El pasado 4 de julio Kanye West había anunciado en Twitter su candidatura a las presidenciales de noviembre en Estados Unidos. Durante un encuentro con el mandatario Donald Trump en la Casa Blanca en 2018, el rapero llevó una gorra con el lema del multimillonario “Make America Great Again” (Devolver la grandeza a Estados Unidos), pero ahora asegura haberle retirado su apoyo al republicano.

West no llegó a tiempo para inscribirse en la lista oficial de candidatos en varios estados, pero figura en la de Oklahoma.

Algunos observadores creen que su campaña podría perjudicar a la del candidato demócrata Joe Biden, sobre todo en los estados más disputados, en los que Trump ganó por la mínima en 2016 y donde los sondeos lo sitúan actualmente por detrás del exvicepresidente de Barack Obama.

“Decir que el voto negro es demócrata es una forma de racismo y de supremacía blanca”, afirmó West a principios de mes a la revista Forbes, reconociendo que no dudaría en pelear con Biden por los votos de la minoría afroestadounidense que suele votar a los demócratas.