La brutal invasión de Rusia a Ucrania “no tiene y no tendrá ganador”, dijo este viernes el coordinador de la ONU para ese país, Amin Awad, al cumplirse 100 días del conflicto desatado por Vladimir Putin. “Necesitamos paz. La guerra debe cesar”, clamó el diplomático en un momento en el que las negociaciones entre Rusia y Ucrania están en un punto muerto desde hace semanas.

La invasión de Rusia, lanzada el 24 de febrero, “ha implicado un alto precio para los civiles”, advirtió Awad citando “la destrucción y la devastación de ciudades y aldeas” y “las vidas, casas, empleos y perspectivas perdidas”.

(Le interesa: Niños, los más afectados en la invasión de Rusia a Ucrania; reportan 243 menores muertos)

Desde hace varias semanas, el ejército ucraniano y el ruso se enfrentan en el este del país, en la cuenca minera del Donbás, y en el sur del país, donde Moscú ha planteado la posibilidad de convocar referéndums con vías a anexar los territorios ocupados.

Awad informó que en un poco menos de tres meses “cerca de 14 millones de ucranianos han sido obligados a huir de sus hogares, la mayoría de ellos mujeres y niños”, lo que calificó como un fenómeno “sin precedentes en la historia”.

Guerra a “largo plazo”

Respaldadas por los envíos de armamento de Estados Unidos y sus aliados de la OTAN, las fuerzas armadas ucranianas han conseguido frenar al ejército ruso, más numeroso y mejor equipado, convirtiendo el conflicto en una guerra de desgaste.

“Debemos prepararnos para el largo plazo […] porque lo que vemos es que esta guerra se ha convertido ahora en una guerra de desgaste”, dijo el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, tras reunirse con el presidente estadounidense Joe Biden.

Lee También

La otra región del Donbás, Donetsk, no se encuentra al margen de las hostilidades, especialmente en Sloviansk, unos 80 km al oeste de Severodonetsk, cuyos habitantes huyen desesperados de la ciudad, donde no hay agua ni electricidad.

“La situación empeora, las explosiones son cada vez más intensas y las bombas caen cada vez más a menudo”, dijo a la AFP Gulnara Evgaripova, una estudiante de 18 años que se subía a un autobús de evacuación.

Ante la apisonadora rusa, el ejército ucraniano, que pierde entre 60 y 100 soldados a diario según reconoció Zelenski, espera la rápida llegada de los sistemas de misiles avanzados Himars prometidos por Estados Unidos.

Probablemente para retrasar estos envíos de asistencia militar, Rusia bombardeó el jueves varias líneas de ferrocarril en la región de Leópolis (oeste), adonde suelen llegar las armas occidentales para Ucrania.

El ministerio de Defensa también aseguró haber “frenado” la llegada de “mercenarios” extranjeros que se han unido a los militares ucranianos, infligiéndoles duras pérdidas que hicieron caer su número de efectivos de 6.600 a 3.500.

En las regiones bajo su control, Rusia intenta imponer su dominio y evoca posibles referéndums en julio para anexionar las zonas conquistadas, como hizo en 2014 para hacerse con la península de Crimea.

En este sentido, las autoridades prorrusas de la región de Zaporiyia (sur) anunciaron que aprobaron un decreto para apoderarse de las propiedades del Estado ucraniano como “terrenos, recursos naturales o infraestructuras de sectores estratégicos de la economía”.