El atacante, un individuo de 51 años, arremetió contra las colegialas usando armas blancas cuando se disponían a subir a un autobús escolar que iba a trasladarlas a su centro educativo, una institución privada católica, según informó la policía local.

Por el momento, se desconocen los motivos del ataque en la mañana del martes, hora local, en plena hora pico en la que los alumnos de todo Japón acudían a sus centros escolares, y ha conmocionado a un país conocido por sus alto nivel de seguridad y donde es frecuente que los niños de muy corta edad se desplacen solos al colegio.

Un total de 19 personas sufrieron heridas de diferente consideración en el ataque, la mayoría colegialas de entre 6 y 7 años del centro de educación primaria Caritas de Kawasaki.


Entre las víctimas han fallecido por ahora una niña de 11 años, Hanako Kuribayashi, y un hombre de 39 años, Satoshi Oyama, funcionario del Ministerio de Asuntos Exteriores y padre de un menor que resultó ileso, según los últimos datos ofrecidos por las autoridades locales.

Otros cuatro heridos, tres niñas de 6 años y una mujer de unos 40, se encuentran en estado grave, informó la cadena estatal NHK.

Tras apuñalar a sus víctimas, el atacante se infligió lesiones en el cuello, según el relato de los testigos, y fue encontrado inconsciente cerca del lugar de los hechos, donde la policía también halló cuatro cuchillos supuestamente empleados en el ataque.

El presunto autor de la agresión es un residente de Kawasaki cuya identidad no ha sido revelada, y quien falleció posteriormente en un hospital local donde había sido trasladado para recibir tratamiento médico bajo custodia policial.

El atacante irrumpió en el parque mientras empuñaba cuchillos de cocina al grito de “voy a mataros”, según un testigo citado por la agencia local Kyodo, quien también pudo ver a niños huyendo aterrorizados.

El conductor que iba a trasladar a las niñas a clase relató que se bajó del vehículo al ver “charcos de sangre” junto a la parada y a un hombre tumbado en el suelo.

El centro educativo Caritas, vinculado a la Hermanas de la Caridad de Quebec (Canadá), canceló todas las clases previstas para hoy, al igual que otras escuelas cercanas, y convocó una reunión con los padres de los alumnos en la que lamentaron lo ocurrido y anunció la suspensión de clases en lo que resta del mes de mayo.

El incidente se produjo el mismo día en que el presidente estadounidense, Donald Trump, concluía su visita oficial de cuatro días al país, durante la cual se reunió con el emperador Naruhito y con el primer ministro nipón, Shinzo Abe.

El mandatario de la Casa Blanca expresó sus condolencias a los afectados por el suceso, y el apoyo de “todos los americanos a las víctimas y a sus familias”, durante un discurso pronunciado en su visita a la base naval de Yokosuka (sur de Tokio), horas antes de abandonar Japón.

Abe, por su parte, mostró su “fuerte enfado” por un suceso que calificó como “muy doloroso”, e indicó que ha ordenado a los ministerios y autoridades competentes “que tomen las medidas necesarias para garantizar la seguridad” de los alumnos de todo el país, en declaraciones a los medios nacionales.

Aunque Japón cuenta con unas tasas de criminalidad y de homicidios de las más bajas del mundo, la tragedia acaecida hoy recuerda a otros ataques indiscriminados y sin motivos aparentes que dejaron múltiples víctimas en los últimos años.

En 2001, un hombre entró con un cuchillo en un colegio de Osaka (oeste) y mató a ocho alumnos e hirió a otras quince personas, y en 2008, un individuo atropelló y apuñaló a viandantes en el popular distrito tokiota de Akihabara, ocasionando siete muertos y una decena de heridos.

En 2016 se produjo uno de los incidentes más mortíferos en la historia reciente del país, cuando un extrabajador de un centro de discapacitados al suroeste de Tokio entró de noche en esas instalaciones y mató a puñaladas a 19 de los internos e hirió a otros veinte, con el objetivo de “salvar” a las víctimas, según declaró tras ser detenido.