El viudo de la mujer de 33 años que falleció el 24 de mayo en un hospital polaco por un shock séptico aseguró que los psicólogos del hospital donde estaba su esposa le advirtieron de que, si trasladaba a su mujer a otro hospital y ocurría algo, “pesaría sobre su conciencia”.

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En declaraciones al canal de televisión TVN, Marcin Lalik aseguró este viernes que, a pesar de constatar un empeoramiento en la condición de su mujer, los médicos del hospital de Nowy Targ (sur) se limitaron a aconsejarle que permaneciese “con las piernas por encima del nivel de la cabeza” y no se levantase de la cama.

Según la obstetra y ginecóloga Malgorzata Kraszewska, esta medida fue desacertada porque en tal situación “permanecer en cama aumenta el riesgo de infección y trombosis, al drenar el líquido amniótico”.

Mientras tanto, continúa la polémica generada por la trágica muerte de Dorota Lalik, quien, tras sufrir complicaciones en su quinto mes de embarazo, perdió la vida debido al shock séptico provocado por el retraso en practicarle un aborto.

Las autoridades del hospital donde se atendió a la fallecida publicaron este jueves un comunicado en el que aseguran que “se le proporcionaron los mejores cuidados” y que la paciente “estuvo informada en todo momento de los peligros y circunstancias de su estado”.

El caso de Dorota se une al de Iza, Agnieszka y cuatro mujeres fallecidas en circunstancias muy similares desde que en 2020 entró en vigor la ley que restringe los casos en que se permite abortar legalmente en Polonia y que, según asociaciones cívicas, médicas y feministas, hace que los médicos retrasen la decisión de abortar en situaciones de riesgo por miedo a castigos legales.

Actualmente, la ley polaca establece que es delito interrumpir un embarazo, incluso cuando se ha diagnosticado un deterioro grave e irreversible del feto o que éste nazca con una enfermedad grave o terminal, y solo se permite abortar en caso de claro peligro para la vida de la madre o en embarazos producto de un delito.

En los últimos días han tenido lugar decenas de manifestaciones en toda Polonia bajo el lema “ni una más”, que han contado con la asistencia de decenas de miles de personas.

Según Kamila Ferenc, representante de una asociación feminista de planificación familiar, la legislación polaca “hace que los doctores tengan que elegir entre su juramento hipocrático y la cárcel”.

El jefe del partido gubernamental, Jaroslaw Kaczynski, se refirió el jueves a la controversia que rodea a este asunto como a “propaganda y fabricaciones de la prensa”, y el primer ministro Mateus Morawiecki aseguró hace unos días que “con anteriores gobiernos también ocurrían este tipo de casos”, además de enfatizar que “la ley polaca es inequívoca” y “permite el aborto cuando la vida y la salud de una mujer estén en riesgo”.


La fiscalía de Katowice tiene previsto comenzar este viernes los interrogatorios al personal facultativo que atendió a Dorota en el hospital de Nowy Targ