Katz era un jugador obsesivo de videojuegos que, durante su adolescencia, a veces no se bañaba e incluso dejaba de ir al colegio para quedarse en casa jugando, dice Univisión, que agrega que el joven fue diagnosticado con depresión crónica leve y otro trastorno que lo llevó a estar hospitalizado en clínicas psiquiátricas al menos 2 veces.

También en en su adolescencia consumió antipsicóticos (usados para tratar la esquizofrenia, según CNN) y antidepresivos. Así lo reportan los 27 volúmenes del proceso de divorcio de sus padres, que no se ponían de acuerdo en cómo cuidar a su hijo. Según un vecino del asesino, su familia era “disfuncional”, y la policía tenía que ir muy seguido a la casa.

Javaris Long, una de las personas que estaba en el lugar de la tragedia, definió a Katz como un “tipo raro”. Según El País, de España, después de que salió derrotado, el asesino se retiró del lugar y regresó más tarde para dispararles a los rivales que lo habían vencido. Después se pegó un tiro.

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Nori Vegas, una joven que estaba en el lugar, aseguró que el ataque iba directo a sus compañeros de juego, no a los clientes. También dijo que la pistola que tenía era blanca e incluía un láser, con el que les apuntó a quienes lo habían vencido en el juego. Katz llevaba 2 armas, pero solo usó una. Las autoridades investigan si mintió sobre su estado mental a la hora de adquirirlas legalmente.

Sus víctimas mortales fueron Elijah Clayton, de 22 años y Taylor Robertson, de 28. Por su parte, las 11 personas que quedaron heridas se recuperan en centros médicos del estado de Florida. Entre ellos está Timothy Anselimo que, entre otros, recibió un disparo en su pulgar, lo que le impediría seguir su carrera profesional como ‘gamer’.