Venezuela será “el tema central” de la primera reunión de este jueves entre el presidente colombiano Gustavo Petro y su homólogo estadounidense Joe Biden, en la Casa Blanca, según fuentes consultadas por la AFP.

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Para Petro, primer presidente de izquierda de Colombia, es importante no irse de su gira por Estados Unidos con las manos vacías antes de la conferencia internacional que Bogotá acogerá el 25 de abril sobre el estancado diálogo político entre el régimen de Venezuela y la oposición.

Estados Unidos será uno de los participantes en esa conferencia. Nicolás Maduro no asistirá, aunque le ha dado el visto bueno, y la oposición tampoco, pero se reunirá días antes con Petro.

Desde su llegada a Estados Unidos, donde hizo escalas de trabajo en Nueva York y California, Petro pide “más democracia, cero sanciones” a Venezuela, país con el que restableció relaciones después de tres años de ruptura diplomática. Además, Petro, en menos de un año, se ha reunido cuatro veces con Maduro, sin que hayan trascendido a la opinión pública las razones de esos encuentros.

En 2019, Estados Unidos y la mayoría de sus aliados reconocieron al líder opositor Juan Guaidó como presidente interino por considerar que la reelección de Maduro fue fraudulenta. Este apoyo llevó aparejadas sanciones para presionar a Maduro, que incluyen acciones directas contra sectores económicos como el petróleo y medidas contra integrantes del régimen venezolano que ya se venían imponiendo desde 2015.

Guaidó rechazó que Petro funja como aliado de Maduro y no de los venezolanos. “Para que haya cero sanciones, necesitamos democracia al 100 %, que no la tengamos es la causa de las sanciones. La democracia se construye con hechos concretos, no con palabras”, dijo, frente a las declaraciones del mandatario colombiano. “Presidente Petro, ¿va a comportarse como un aliado de Maduro o de los venezolanos? ¿Se pronunciará en contra de la persecución política y a la prensa libre?”, se preguntó.

Desde 2019 el panorama regional ha cambiado mucho y los enemigos de Maduro en Colombia y Brasil fueron sustituidos por presidentes de izquierda. También se aprecia un cambio en la política de Estados Unidos, con una flexibilzación de las sanciones y un canje de prisioneros el año pasado.

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A día de hoy, Washington advierte que mantendrá las sanciones hasta que vea “pasos concretos” hacia una democratización e insiste en que su objetivo son elecciones “libres y justas”. Pero el diálogo entre el régimen y la oposición está estancado desde noviembre, a la espera del desembolso de unos 3.000 millones de dólares bloqueados en el extranjero, que serían liberados según un acuerdo para programas sociales.

Maduro sabe que su principal baza es supeditar el diálogo al levantamiento de sanciones y no cede. Analistas consideran que la cabeza del régimen venezolano es determinante para Petro y su intención de alcanzar su idea de “paz total”, como quiera que, con la anuencia del régimen, en Venezuela se esconden los cabecillas del Eln y de la disidencia ‘Segunda Marquetalia’ de las Farc.

Y ahí entra en escena Petro, que tendrá que andar con guante de seda para que él y Maduro den un paso al frente. Por lo pronto, el lunes en Nueva York pidió a Venezuela que emprenda “el camino del diálogo”.

Lucha contra el narcotráfico

El presidente Joe Biden y Petro aprovecharán asimismo para abordar otros temas entre los que destacan la lucha contra el cambio climático y el narcotráfico, así como los desafíos migratorios, según la portavoz de la Casa Blanca, Karine Jean-Pierre.

El presidente colombiano, de 63 años recién cumplidos, es un férreo crítico de la “fracasada” guerra antidrogas —respaldada por Estados Unidos— y propone centrarse en el consumo más que en la producción, así como detener la persecución de los pequeños cultivadores.

A mediados de marzo el jefe de la diplomacia estadounidense para América Latina y el Caribe, Brian Nichols, consideró “muy difícil” que el plan antidrogas de Petro tenga éxito si no erradica cultivos. Este cambio de enfoque en la lucha antidrogas forma parte de la política de “paz total” con la que Petro aspira a poner fin a más de seis décadas de violencia en Colombia.

El ‘Estado Mayor Central’ (EMC), la facción más grande de disidentes de las Farc, que se apartó del histórico acuerdo de paz de 2016, declaró estar dispuesto a entablar un diálogo con el Gobierno. Y Petro también abrió negociaciones con la guerrilla del Eln, que ha mantenido diálogos de paz frustrados con cinco gobiernos.

Petro también sacará a relucir en la reunión con Biden la lucha contra el cambio climático y la importancia de una “economía descarbonizada”, uno de sus temas más manidos desde que llegó a Estados Unidos.