Jair Bolsonaro, que antes atacó a Gustavo Petro en otro encuentro entre candidatos de Brasil y que aspira a la reelección, usó de nuevo al gobernante de Colombia para descalificar al exmandatario Luiz Inácio Lula da Silva de cara a los comicios del 2 de octubre.

En un encuentro en Divinópolis (Brasil), en el interior del estado de Minas Gerais, el líder de la ultraderecha volvió a condenar al “comunismo” que le achaca a Lula, candidato de un frente progresista y quien lidera con holgura todos los sondeos.

“Todas las mañanas me despierto, me arrodillo, rezo un Padre Nuestro y le pido a nuestro Dios que nuestro pueblo brasileño nunca sienta los dolores del comunismo”, como “otros países de América Latina”, declaró Bolsonaro.

El gobernante insistió en su defensa los “valores cristianos”, reiteró su prédica contra el aborto y las drogas y aseguró que “los comunistas” son insensibles “al sufrimiento de las madres que tienen a sus hijos perdidos en el mundo de la drogadicción”.

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El presidente brasileño le apuntó a Petro, quien esta semana, ante la Asamblea General de la ONU, denunció el fracaso de la llamada “guerra” contra las drogas.

“El presidente de Colombia fue a la ONU a defender la liberación de la cocaína, y no olviden que ese nuevo presidente de Colombia es un viejo amigo de ese ladrón Luiz Inácio Lula da Silva”, afirmó Bolsonaro, quien luego cargó contra el nicaragüense Ortega.

Bolsonaro subrayó que, al intervenir también ante la Asamblea General de la ONU, él ofreció acoger en Brasil a los religiosos que son perseguidos por “ese otro amigo del ladrón Lula” y agregó que los brasileños deben pensar en lo que ocurre en esos países a la hora de votar el próximo 2 de octubre.

“Vean lo que acaba de pasar con la señal de CNN en Nicaragua. Fue cortada por el amigo de Lula”, que “dice que hay que regular a las redes sociales”, aseveró Bolsonaro.

El líder de la ultraderecha también incluyó en su discurso la situación “de violencia que vive Venezuela”, un país sobre el cual dijo que fue “llevado al fracaso” por “la izquierda amiga de Lula”.

También insistió en que ganará las elecciones “en la primera vuelta del 2 de octubre”, a pesar de que todas las encuestas dicen lo contrario.

Hasta ahora, todos los sondeos le atribuyen a Bolsonaro una intención de voto cercana al 32 por ciento, frente al mínimo de 45 por ciento que obtendría Lula, quien según varias encuestas puede incluso superar el 50 por ciento el mismo día 2 y ser elegido presidente en primera vuelta.