El presidente de Ecuador, el conservador Guillermo Lasso, se salvó el pasado martes 28 de junio de ser destituido por la Asamblea Nacional (Parlamento), al no prosperar una moción promovida por la bancada parlamentaria de Unión por la Esperanza (Unes), afín al expresidente Rafael Correa, para sacarlo del poder.

La iniciativa para destituir a Lasso se quedó a 12 votos de lograr su objetivo, pues requería el voto favorable de dos tercios del Parlamento, equivalente a 92 de los 137 asambleístas, pero el resultado de la votación final fue de 84 votos a favor frente a 42 en contra y 11 abstenciones.

La moción fue presentada por el asambleísta de Unes Fernando Cedeño bajo la causal de “grave crisis política y conmoción interna” en el contexto de las protestas que se adelantan hace dos semanas contra el Gobierno por la carestía de vida, lideradas por el movimiento indígena y campesino, que dejan ya seis fallecidos, entre ellos un militar, y cerca de 400 heridos.

(Vea también: Se complicó aún más la crisis en Ecuador: gobierno suspendió diálogo con indígenas)

Cómo se produjo la votación que buscaba destituir a Guillermo Lasso

La votación se produjo después de más de 18 horas de debate, divididas en tres jornadas, donde intervinieron 109 asambleístas para expresar su posición.

Los asambleístas tuvieron que votar hasta tres veces, pues hubo una solicitud de rectificación por el error en un voto y luego un pedido de reconsideración presentado por el oficialismo para ratificar así la negativa de la cámara a la moción.

A favor de la moción votó la bancada de Unes y parte del grupo parlamentario del movimiento indigenista y plurinacional Pachakutik, brazo político de la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (Conaie), la principal promotora de las protestas.

En contra votó el oficialismo, que apenas cuenta con 13 asambleístas, pero estuvo apoyado por el Partido Social Cristiano y por fuerzas opositoras como la Izquierda Democrática, que prefirieron votar a favor la estabilidad.

Lee También

La eventual destitución de Lasso por parte de la Asamblea implicaba la denominada “muerte cruzada”, pues conlleva una convocatoria de elecciones generales anticipadas con las que también se renovaría la conformación del Legislativo, donde actualmente la oposición tiene mayoría.

A eso apelaban en las sesiones de debate los representantes del correísmo, quienes defendían los comicios anticipados como la solución a la crisis suscitada por las protestas, que ya van por su decimoséptimo día consecutivo.