La marcha pacífica que pedía el fin del toque de queda y el fin de la gestión de Castillo acabó con la avenida Abancay, cerca del Parlamento, convertida en un campo de batalla que enfrentaba a manifestantes contra la Policía.

La presidenta de la Corte Suprema y del Poder Judicial del Perú, Elvia Barrios, confirmó en Canal N que las puertas de la Corte Superior de Justicia de la capital fueron destrozadas por parte de los manifestantes, que también intentaron prender fuego a parte del mobiliario.

Durante la marcha, parte de los manifestantes intentaron llegar al Palacio de Gobierno, acceso bloqueado por la policía, lo que provocó los primeros momentos de tensión que derivaron en lanzamientos de bombas de gas lacrimógeno por parte de los agentes, respondidos con piedras a la policía e incluso a la prensa.

Las fuerzas del orden no intervinieron en algunos de los altercados, como para apagar las hogueras e incendios de mobiliario urbano consumados por algunos manifestantes, sino que se acercaron, manos en alto, a pedir a los violentos que cesaran su actitud.

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El ministro del Interior, Alfonso Chávarry, informó en el canal estatal de televisión Perú TV que cuatro policías resultaron heridos tras los enfrentamientos con manifestantes y que fueron trasladados al hospital. Además, rechazó los actos violentos de algunas personas que, según su versión, se infiltraron en las protestas en Lima.

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Tras vivir el crispado ambiente, la protesta pacífica se desplazó al lugar del origen, la plaza San Martín donde miles de personas permanecieron hasta la noche y exigieron que Castillo acabe su mandato.

Hasta bien entrada la noche la tensión se mantenía en las calles del centro de la capital peruana: