“No ha sido aprobada la resolución de declarar la vacancia de la presidencia de la república”, declaró la jefa del Congreso, la opositora María del Carmen Alva.

El resultado de la votación no fue sorpresivo. Los medios peruanos habían anticipado que los opositores radicales no contaban con los votos necesarios para echar del poder al gobernante, un maestro rural de 52 años.

La oposición acusaba a Castillo de falta de rumbo y permitir una presunta corrupción en su entorno. Además, le criticaron sus constantes crisis ministeriales que se traducen en cuatro gabinetes en ocho meses, algo inédito en Perú.

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Castillo acudió al Congreso a presentar sus descargos -aunque no estaba obligado por ley- junto a su abogado, José Félix Palomino.

Esta fue la segunda moción de vacancia contra Castillo, que asumió la presidencia en julio de 2021 tras ganar un apretado balotaje a la derechista Keiko Fujimori. En diciembre, el Congreso desestimó una medida similar.

De haber sido cesado, Castillo habría tenido un destino parecido al de sus predecesores, el centrista Martín Vizcarra, destituido por el Congreso en noviembre de 2020, y el derechista Pedro Pablo Kuczynski, quien dimitió en marzo de 2018 cuando se hizo evidente que no sobreviviría a un segundo juicio político.