Esta mujer, de 28 años, sobrevivió gracias a un doble trasplante de pulmón, y hoy, después de pasar por una pesadilla, agradece haber recibido “una segunda oportunidad de la vida”.

“Dios me envió a estos ángeles para que salvaran mi vida. Estoy muy agradecida”, dijo Mayra en conferencia de prensa, y luego de ser operada el 5 de junio en el Hospital Northwestern.

“Lo primero que le dije al doctor (Ankit) Bharat después de la cirugía fue: ‘Gracias por salvarme la vida’”, agregó la hispana, quien pasó 6 semanas en terapia intensiva, conectada a un ventilador.

“Los daños eran irreversibles. El doble trasplante de pulmón era su única posibilidad de vivir”, afirmó en la rueda Bharat, que es el director quirúrgico del programa de trasplantes de pulmón del hospital.

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Mayra se mudó de Carolina del Norte a Chicago, Illinois, en 2014, donde ha trabajado como secretaria paralegal. Según dijo, siempre ha sido una persona muy independiente, le gusta correr, viajar, pasar tiempo con su familia, amigos y sus perros.

Ella sufre de Neuromielitis óptica, que afecta la médula espinal y los nervios de los ojos, pero, según dijo, antes de contagiarse de COVID-19 gozaba de buena salud y había tomado todas las precauciones recomendadas por los médicos cuando el virus se convirtió en pandemia.

Con el comienzo de la cuarentena a mediados de marzo en Illinois, Mayra empezó el trabajo remoto sin salir de su casa en ningún momento, pero aun así se contagió.

En abril contactó a su médico porque tenía un poco de fiebre, estaba fatigada, tenía espasmos crónicos, pérdida del sabor y del olfato.

“Me mantuve en contacto diario con la línea telefónica directa del COVID-19, hasta que el 26 de abril me sentí muy mal y fui a emergencias. De ahí en adelante, todo es una nebulosa”, dijo.

Según relataron los médicos, a los diez minutos de haber sido internada en el Hospital Northwestern, en el centro de Chicago, la paciente tuvo que ser conectada a un respirador.

Para comienzos de junio, los pulmones mostraban daños irreversibles y era claro que solamente un doble trasplante podría salvarla.

“No recuerdo nada de las seis semanas en que estuve en cuidados intensivos. Cuando me desperté era mediados de junio y no tenía idea de por qué estaba en una cama de hospital. Mover los dedos de los pies era difícil y sentía como que había perdido gran parte de mi capacidad cognitiva”, dijo Mayra, que fue dada de alta el 8 de julio y continúa realizando terapia física.

La mujer exhortó a no bajar la guardia y entender la gravedad del coronavirus. “Lo que me sucedió a mí puede ocurrirle a cualquiera. Por favor no sean egoístas, usen mascarillas protectoras y lávense las manos. Si no lo hacen por ustedes, háganlo por los demás”, concluyó.