Desde febrero 20 de 2022 escuchamos, al menos casi todos los días, los detalles de una guerra entre Rusia y Ucrania. Un conflicto principalmente por territorio, pero también por cuestiones que van más allá del trazado de fronteras y que pueden ser sumamente delicadas para la Unión Europea, como por ejemplo, ¿qué naciones ex URSS pueden ser también reclamadas? Y ¿hasta dónde Europa e Inglaterra vigilarán y apoyarán en vez de actuar?

Nos hemos olvidado de Ucrania y de lo que significa

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Lo peor de esta guerra es que nos hemos acostumbrado a ella. Lejos están las banderas ucranianas en las calles, los cambios de perfil en las redes sociales con los colores de la misma y las protestas frente a las embajadas o consulados rusos. Especialmente en países como Colombia, Ucrania ha pasado al fondo de las noticias, muy lejos de la primera plana y totalmente opacado, como si fuera una noticia vieja, que no nos afecta, que jamás se acercará a nosotros.

Por otra parte, Europa, Estados Unidos y el Reino Unido siguen apoyando financiera, política y militarmente a Ucrania. Pero lo cierto es que, en el campo de batalla, los ucranianos están solos, lidiando con un enemigo que tiene mayor capacidad armamental que la suya, como lo ha confirmado Zelensky recientemente tras la toma rusa de Luhansk, donde las tropas ucranianas fueron retiradas para, literalmente, salvar vidas en una pelea que estaba muy lejos de ser equitativa.

Con esta conquista, Rusia se asegura gran parte de la frontera y salida al mar. Los territorios donde Ucrania logró retomar el control (en amarillo), son pocos y es allí donde más se enfocan los ataques rusos para avanzar hacia el centro del territorio.

Pero lo más importante aquí, no es sólo el hecho de que Ucrania, por ahora, pelea sola en el campo de batalla, sino también resaltar lo que significa el avance de las tropas rusas sobre el territorio ucraniano.

Hasta el momento, la UE y sus países allegados han actuado como buenos vecinos, brindado ayuda y asilo, pero no interviniendo directamente. ¿Qué pasará cuando -porque es sólo cuestión de cuándo y no “si”- Rusia tome total control de Ucrania? ¿Se retirará la UE de la escena y dejará a Rusia hacerse de las suyas? ¿O habrá otro conflicto donde más países se involucrarán en la retoma del territorio ucraniano?

La OTAN, reviviendo su rol en lo que parece ser una segunda guerra fría

A finales de junio, los países miembros de la OTAN se reunieron en Madrid para acordar lo que parece ser la estrategia de una segunda guerra fría: quiénes serán amigos de occidente y quiénes no.

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Nombres de países como China, Brasil e India todavía resuenan entre los países “grises”, que todavía no parecen haber definido una postura ante la guerra actual y que podrían ser aliados de Rusia, si la OTAN no resuelve sus dudas o intereses antes que ellos (los rusos) lo hagan.

Especialmente el caso de China aparece constantemente como la gran incógnita, por su cercanía con Putin y por su evidente tentación de invadir Taiwan. Cual sea el deseo de China, lo cierto es que, a diferencia de la -anterior- guerra fría, esta vez hay un tercer poder económico, geopolítico y militar que podría poner en aprietos a todo el bloque de la OTAN.

Pero también el anexo de naciones que han sido neutrales, incluso durante los tiempos más oscuros, como Suecia y Finlandia, hablan de un ‘lobby’ muy fuerte entre los países miembros de la OTAN y los miembros de la Unión Europea. Algo que tampoco se dio prontamente en tiempos anteriores.

El contexto de la guerra fría y de la Segunda Guerra Mundial eran distintos: en definitiva, no había una unidad, una moneda común y a duras penas se podría decir que los distintos países europeos confiaban los unos a los otros. La solidez de la UE asegura, al menos en el viejo continente, que todas las armas apunten al mismo enemigo, en vez de a varios como sucedió durante el siglo XX.

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No es coincidencia, entonces, que por primera vez en décadas, Alemania haya incrementado su presupuesto en armamento, al igual que otros países europeos, ni tampoco es azar que se discuta en Suiza el “Plan Marshall” para la recuperación de Ucrania, cuando la guerra parece todavía lejos de finalizar. Ambas son señales de que este conflicto, eventualmente, puede extenderse hacia otros países y que la OTAN, junto con la Unión Europea, se preparan para un mapa geopolítico que puede ser bastante antipático, especialmente en el oriente del globo.

Aunque, infortunadamente, nos hayamos acostumbrado a escuchar los misiles rusos en territorio Ucraniano, explotando doblemente, en tiempo real y una vez más en la radio y en la televisión o en redes sociales, esta guerra sigue cobrando vidas y afecta a todos los países del mundo, porque es la primera vez que las más grandes potencias del planeta se enfrentan indirectamente y sólo para que usted, lector, lo dimensione: esto no sucedía desde la guerra fría.