Después de entregarse a la policía, Satoshi Uematsu –el cual trabajó en la residencia durante tres años y medio– relató que escogió como víctimas a algunos de los internos con mayor discapacidad.

Uematsu, de igual manera, enfatizó que su motivación fue “salvar” a estas personas y “hacer felices a todos”. También aseguró, antes de conocerse la condena de este lunes, que no tiene intención de apelar.

Kiyoshi Aonuma, juez del distrito de Yokohama, manifestó que aunque puede “entender el sentimiento” que motivó el ataque, la sentencia tiene en cuenta “la enorme crueldad” del delito y sus “graves consecuencias”.

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La masacre de Sagamihara es la mayor matanza cometida en Japón desde 1945. Algunos señalaron que la tragedia pudo evitarse, ya que meses antes del suceso Uematsu le envió una carta a la policía, en la que detallaba sus planes y decía que su objetivo era “lograr un mundo en el que las personas con discapacidades múltiples puedan recibir la eutanasia”.

A pesar de que el abogado del hombre de 30 años de edad alegó trastornos mentales –para impedir que este respondiera penalmente por el crimen–, el tribunal que juzgó el caso rechazó este argumento.

La última ejecución que se llevó a cabo en Japón fue en diciembre de 2019, afirmaron fuentes locales.