La pandemia de coronavirus podría alimentar la delincuencia organizada durante años en Europa, un continente que ya se encuentra en un “punto de ruptura” por una avalancha de cocaína procedente de América Latina, advirtió la agencia policial de la Unión Europea, Europol.

En su informe que publica cada cuatro años, Europol señala que es probable que las bandas criminales, cada vez más violentas, se queden con negocios legítimos, vulnerables por las consecuencias económicas del COVID-19.

Los delincuentes también están ofreciendo falsas vacunas y falsos test de coronavirus para hacer en casa, en un intento de sacar provecho de los esfuerzos mundiales contra el virus, dijo la agencia con sede en La Haya.

Lee También

“Estamos en un punto de ruptura”, dijo la directora de Europol, Catherine De Bolle, en una entrevista con la AFP. “El impacto en la vida de los ciudadanos, en la economía, en el Estado de derecho es demasiado grande”, indicó

El informe, llamado ‘Serious and Organised Crime Threat Assessment’ (‘Evaluación de la Amenaza de la Delincuencia Grave y Organizada’), de 87 páginas, se publica cada cuatro años y los estados de la UE lo usan para establecer las prioridades de la lucha contra la delincuencia hasta 2025.

“Una pandemia prolongada ejercerá una fuerte presión sobre las economías europea y mundial” y la recesión prevista “puede condicionar la delincuencia grave y organizada durante los próximos años”, señala el informe.

“Niveles sin precedentes” de cocaína

Europol afirma en particular que el narcotráfico está alimentando la corrupción en toda la UE.

Según la agencia, “el tráfico de cocaína hacia la UE desde América Latina alcanza niveles sin precedentes, generando beneficios multimillonarios” para los delincuentes tanto de Europa como de América.

La pureza de la cocaína que llega a Europa es “la más alta jamás registrada en la UE”.

(Puede leer:  Narcotráfico se toma a Venezuela “con complicidad de Maduro”, según Mindefensa)

El tráfico de cocaína “alimenta a las empresas criminales que utilizan sus enormes recursos para infiltrarse y socavar la economía, las instituciones públicas y la sociedad de la UE“, según Europol.

En las redadas policiales en los principales puertos de la UE, como Amberes, Hamburgo y Róterdam, se hicieron incautaciones récord, como un cargamento de 23 toneladas de cocaína, efectuado por la policía holandesa y alemana a finales de febrero.

El comercio también aumenta los niveles de violencia y, a menudo, los delincuentes “no tienen miedo de usar armas, granadas de mano y tortura”, dijo De Bolle.

Pero la irrupción de la pandemia el año pasado tuvo un impacto todavía mayor en la forma de operar de las bandas organizadas, según Europol.

Las empresas debilitadas por la pandemia podrían convertirse así en presa fácil de las bandas que quieren legitimar sus delitos o utilizar empresas legales para actividades ilegales, como el blanqueo de dinero, apunta la agencia.

Comercio de vacunas falsas

La pandemia también llevó a los delincuentes a adaptarse. “En las primeras fases vimos un aumento del comercio de mascarillas y desinfectantes de manos falsos. Ahora vemos un aumento en el comercio de vacunas falsas y kits de test caseros“, dijo De Bolle a la AFP.

(Lea además: Detienen a 22 colombianos en España que fabricaban caletas para carros de narcos)

“Estas vacunas [falsas] son un riesgo para la salud. No se deben comprar”, recordó. La pandemia también ha incrementado la ciberdelincuencia, ya que las restricciones en muchos países obligan a la gente a vivir y trabajar más en línea.

“Las infraestructuras críticas seguirán siendo objetivo de los ciberdelincuentes en los próximos años. Esto supone un riesgo importante”, según Europol.

En enero, la policía internacional desarticuló EMOTET, descrita como la herramienta de ciberdelincuencia “más peligrosa del mundo”, utilizada para entrar en los sistemas informáticos.

Respondiendo a la pregunta de si las fuerzas de seguridad estaban perdiendo la batalla contra los delincuentes, De Bolle dijo que “tienen que apostar por acciones conjuntas, nuevas políticas y replantearse la forma de trabajar”. “Las incautaciones por sí solas no son suficientes”, afirmó.