Según el diario en inglés Global Times, los falsificadores venían comercializándolas desde hace unos cuatro meses, “posiblemente en el extranjero”.

El tráfico tenía lugar en Pekín y en dos provincias del este del país, Shandong y Jiangsu, informó la agencia Xinhua. La policía “destruyó los laboratorios de falsificación y cortó las cadenas comerciales”, agregó la agencia de prensa oficial.

Xinhua no especificó cuántas vacunas falsas se habían vendido o administrado ni cuánto ha aportado el tráfico. Solo afirmó que las dosis falsas se vendieron a “un precio alto”.

The Global Times estima que las vacunas falsas, llenas de agua salada, eran inofensivas y no causaron víctimas, pero los “vacunados” carecen de protección alguna contra el coronavirus.

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China, donde apareció por primera vez el COVID-19 a fines de 2019, ha invertido mucho dinero y energía en la producción de vacunas, y prometió convertirlas en “un bien público mundial”.

Por ahora, las autoridades sanitarias de ese país solo aprobaron, a finales de diciembre, una vacuna, desarrollada por el laboratorio Sinopharm.